En la actualidad, uno de los síntomas de la crisis climática que vivimos es la escasez de recursos naturales en zonas altamente vulnerables al cambio climático, fenómeno que amenaza a la humanidad y del cual, los científicos expertos han advertido que el acceso al agua será uno de sus impactos más graves.

Pensemos en la cantidad de agua que se necesita para satisfacer el consumo de la población mexicana. Según el Banco Mundial, en nuestro país hay 129 millones de habitantes, si tomamos en cuenta que de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua, el consumo diario de agua por persona es de 380 litros de agua, aproximadamente, esto significaría que al día se necesitan 49 mil 20 millones de litros de agua para satisfacer la demanda de todos los mexicanos; aunque se estima que  9 millones de personas no tienen acceso a agua potable.

Maquinaria usada para Fracking en Beckingham © Steve Morgan / Greenpeace

Maquinaria usada para Fracking en Beckingham

Si a esta situación le sumamos el uso intensivo del agua para el sector industrial, el panorama se vuelve más preocupante. Un claro ejemplo es el fracking o fractura hidráulica, una técnica de extracción de hidrocarburos altamente contaminante que requiere cantidades excesivas de agua. Aunque la actual administración ha declarado públicamente que no será utilizada, para el presupuesto de egresos de 2019 se destinaron 6,603,959,696 pesos para proyectos que requieren del uso de fracking.

Cartocrítica, una iniciativa civil que promueve la transparencia, publicó en enero de 2019 que existen 7 mil 879 pozos en México que han sido fracturados. Se calcula que un pozo en rocas no convencionales requiere para su operación entre 9 y 29 millones de litros de agua. Estos son grandes volúmenes de agua, sin embargo, la mayor preocupación está en los riesgos de contaminación del agua por las fisuras que se generan en los pozos y por el manejo de los grandes volúmenes de agua residual. Se han documentado numerosos casos en Estados Unidos, donde esta práctica se ha extendido, de agua subterránea que ya no es apta para consumo humano por el uso del fracking.

Garantizar el abasto de agua para la población debe ser una prioridad, sobre todo en la situación climática que vivimos. Bajo esta lógica resulta urgente la prohibición por ley del fracking en nuestro país: no basta con buenas intenciones, este compromiso tiene que traducirse en lo legal.

México está dentro de los países más vulnerables al cambio climático por su ubicación geográfica y por la cantidad de personas que viven bajo el umbral de pobreza, por eso es imprescindible que la acción climática sea pronta y efectiva, así como desarrollar una estrategia nacional de adaptación que permita hacer frente a los efectos del cambio climático que ya están ocurriendo en nuestro país.

Urban Revolution Viaduct Protest in Mexico. © Argelia Zacatzi
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