La historia de cómo México consiguió este 2020 la prohibición del uso de transgénicos y (aunque progresivamente) el del glifosato lleva el nombre de cientos de personas campesinas y comunidades indígenas que lucharon desde hace 20 años por defender la tierra, la soberanía alimentaria y la biodiversidad. 

Enrique Pérez, de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) y de la Campaña Sin Maíz No Hay País, es uno de ellos. Su voz, nos relata un pedacito de la lucha colectiva de la que él ha sido parte para echar atrás los transgénicos en México.  

De acuerdo con Enrique, la Campaña Nacional en defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano “Sin Maíz no hay País y sin frijol tampoco ¡Pon a México en tu boca!” nació en 2007 con la idea de conformar un frente, un consejo, un “algo” que permitiera aglutinar a la amplia diversidad de voces vinculadas con el sector rural. 

La Campaña está integrada por 300 organizaciones campesinas, indígenas, urbanas, de consumidores, grupos ambientalistas, de mujeres, de derechos humanos, representantes de la cooperación internacional, intelectuales, artistas, científicos, estudiantes y ciudadanos de a pie, de casi veinte estados de la República Mexicana. 

Para Enrique, la riqueza de esta Campaña es la diversidad de las personas y organizaciones que la conforman. Esto ha hecho que, aún con altibajos, el proyecto se mantenga vivo desde hace 14 años. “La campaña es una auténtica milpa”, diría Enrique.

Celebration to Honour GE Free Corn in Mexico. © Gustavo Graf
© Gustavo Graf

“Sin duda alguna la participación ciudadana ha sido fundamental para lograr los avances obtenidos hasta el momento; ha permitido amplificar la voz en torno a los temas que nos interesan. Sin el apoyo de las y los ciudadanos de a pie, quizá no se hubieran logrado las victorias obtenidas hasta el momento”. Enrique Pérez

Enrique explicó que la Campaña la componen mucha ciudadanía de a pie. “Sin duda alguna la participación ciudadana ha sido fundamental para lograr los avances obtenidos hasta el momento; ha permitido amplificar la voz en torno a los temas que nos interesan. Sin el apoyo de las y los ciudadanos de a pie, quizá no se hubieran logrado las victorias obtenidas hasta el momento”, enfatizó. 

Como parte de la campaña, Enrique se ha hecho cargo de procesos de comunicación, coordinación, vinculación con otras organizaciones, incidencia política, etcétera. Su primer acercamiento con otras organizaciones campesinas, sociales, ambientalistas, etcétera, ya como parte de ANEC, fue precisamente con Greenpeace (y otras). Enrique aseguró que “para ANEC, Greenpeace es una organización hermana y juntos hemos realizado un montón de actividades”.

Desde esta labor, Enrique asegura que la batalla contra los transgénicos en México ha sido una lucha muy fuerte e intensa en defensa de la agricultura campesina. Por ejemplo, de acuerdo con Enrique, la problemática principal es tener “todo en contra”, desde el poder Ejecutivo, Legislativo, el Judicial y todo lo que representa el modelo neoliberal.

Entre las primeras exigencias de la Campaña una vez que se creó fue renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para sacar el maíz y el frijol nacionales de este pacto y proteger nuestros granos.

Organic Maize in Hungary. © Greenpeace / Emma Stoner
© Greenpeace / Emma Stoner

También se exigió la prohibición de granos transgénicos en el país, y la protección de semillas nativas, así como nuevas políticas públicas en defensa del campo, las y los campesinos, y la soberanía y seguridad alimentarias.

Gracias al trabajo que realizan en colectivo se han conseguido logros importantes, como la publicación el pasado 31 de diciembre de 2020 del decreto presidencial que prohíbe los transgénicos. Para Enrique, la publicación de este decreto fue un triunfo enorme. “Un reconocimiento a las y los campesinos, a las y los indígenas, a las múltiples luchas en defensa de la agricultura campesina”. 

Este decreto no ha sido el único logro de la Campaña. Por su esfuerzo colectivo han conseguido el reconocimiento del derecho a la alimentación, el etiquetado frontal en alimentos, el reconocimiento y revalorización de las y los pequeños productores, la prohibición paulatina del glifosato, la transición agroecológica, entre otros logros. 

Enrique está convencido de que “a pesar de tener todo en contra, me parece que hay muchas victorias y avances (…) la principal: seguir juntos y unidos”. 

No obstante, Enrique sabe que el trabajo no está terminado. “Todo puede pasar y tener un gobierno aliado” es un gran aliciente. Sin embargo, es imposible pensar en bajar la guardia y se tiene que seguir luchando. Lo que sigue ahora es seguir insistiendo en que es posible un nuevo modelo agroalimentario y nutricional, sin transgénicos y sin agrotóxicos”, concluyó. 
Si quieres conocer más sobre el movimiento social en contra de los transgénicos te recomendamos el reporte que elaboró en 2020 Greenpeace México “Los transgénicos en México: 20 años de resistencia y lucha”.