La contaminación por plásticos es una problemática de creciente interés público, dado que cada vez más personas son más conscientes de las afectaciones ambientales que los residuos plásticos ocasionan, como la presión que ejercen sobre nuestros ecosistemas, incluidos los océanos, y las especies que los habitan.

Desde hace varios años, en diversos estados y ciudades de nuestro país se han aprobado legislaciones para prohibir ciertos plásticos de un solo uso (popotes, bolsas, platos, cubiertos, vasos, etc.) como forma de combatir esta contaminación. A la par, diversas organizaciones sociales hemos impulsado la aprobación de modificaciones a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) para que a nivel federal también podamos contar con un marco jurídico que permita atacar el problema desde su raíz, es decir, la misma producción, distribución y consumo de artículos plásticos diseñados para usarse por muy poco tiempo (o por solo unas cuantas veces) pero que permanecen en nuestra naturaleza por hasta cientos de años. En estos esfuerzos estábamos cuando llegó la crisis sanitaria por COVID-19.

Reciclar no es la única opción
Reciclar no es la única opción

Ya hemos denunciado desde Greenpeace el uso oportunista que ha hecho de la pandemia la industria de los plásticos para volver a posicionar sus productos y echar para atrás las legislaciones de prohibición que con tanto esfuerzo se han aprobado. Un ejemplo de ello es el envío por parte de la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC) de una carta a la Dra. Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la CDMX, solicitando retrasar la entrada en vigor de la prohibición de nuevos artículos plásticos (cápsulas de café, aplicadores de tampones, contenedores para alimentos, etc.) prevista para enero de 2021.  Sus argumentos para solicitar esto hacen por ejemplo referencia a cuestiones de salud e higiene, asegurando que el plástico evita contagios.

Lo cierto, es que estos argumentos carecen de sustento científico, pues diversos estudios académicos indican que el SARS-Cov2, causante del COVID-19, puede permanecer en superficies plásticas por periodos de entre dos y seis días, incluso más tiempo que en otros materiales, por lo que realmente no garantiza higiene ni evita infecciones. En lugar de optar por artículos plásticos desechables que generan residuos, es mejor optar por opciones reutilizables que podamos lavar y desinfectar y que no generan basura.

Así, es insostenible argumentar que los restaurantes entregan comida en empaques desechables porque es más higiénico, pues más de 125 expertos (as) en salud pública, virología y epidemiología señalaron en una declaración conjunta publicada por Greenpeace Internacional que las opciones reutilizables son seguras para cuidar nuestra salud y prevenir contagios al seguir las indicaciones sanitarias de lavado y desinfección. 

Cuida tu salud y la del planeta rente al coronavirus
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Además, en todo el mundo hay ejemplos de iniciativas que impulsan sistemas de entrega de alimentos y bebidas basadas en la reutilización con mucho éxito que pueden servir de modelo para el sector privado en nuestro país. Para ver estos ejemplos se puede consultar el informe de Greenpeace Los reutilizables son posibles.

No tiene sentido, como lo hace la industria del plástico, llamar a la limpieza y reutilización de plásticos de un solo uso diseñados para desecharse, porque justamente la gente los consume porque puede tirarlos a la basura inmediatamente después de usarlos (conveniencia). Además, estudios indican la presencia de sustancias químicas tóxicas utilizadas en los plásticos de un solo uso que pueden liberarse al usarlos y causar graves daños a la salud humana, recordar la alerta hecha por la PROFECO sobre la presencia de químicos dañinos en los envases plásticos para yogurt. Si vamos a limpiar y reutilizar un artículo, es mejor que éste sea de verdad reutilizable, que esté diseñado para reutilizarse y elaborado con materiales de calidad, durables, resistentes y no tóxicos.

En esta misma línea, la semana pasada, la Alianza México sin Plásticos, una coalición de más de 200 organizaciones de la sociedad civil de todo el país, enviaron una carta a los Senadores Raúl Bolaños-Cachó, como Presidente de la Comisión de Medio Ambiente, y Ricardo Monreal, como Presidente de la Junta de Coordinación Política, demandado al Senado que ya se modifique la LGPGIR para poder poner un freno a nivel federal a la contaminación ambiental por plásticos. En dicha carta, las organizaciones firmantes demandaron el establecimiento de fechas claras sobre cuándo el Senado asumirá finalmente esta responsabilidad, postergada desde el año pasado. 

Los plásticos desechables dañan el medio ambiente © Fred Dott / Greenpeace
Los plásticos desechables dañan el medio ambiente © Fred Dott / Greenpeace

Es importante que como sociedad civil podamos recibir una respuesta del Senado a esta carta, con fechas claras y pasos concretos, para modificar la legislación federal incluyendo principios como la responsabilidad extendida del productor. Así también, es esencial que los gobiernos estatales y municipales no den ni un paso atrás en las prohibiciones ya aprobadas. 

Si algo nos ha enseñado la pandemia es que nuestra salud está ligada a la del planeta, el mismo Covid-19 y otras enfermedades humanas son producto de la explotación y destrucción que hacemos de la naturaleza. Por ello, combatir la contaminación por plásticos es esencial para tener un planeta sano, y por tanto, para cuidar nuestra propia salud y la de las personas que amamos. Hoy más que nunca, es importante escuchar a la ciencia, y no al discurso propagandístico de una industria que solo defiende sus propios intereses. 

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¡Libérate del plástico!

¡Exijamos leyes que prohiban los plásticos de un solo uso! Las corporaciones evaden su responsabilidad porque no existe un marco que las regule. Desplastifiquemos México.

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