Cada vez es más común escuchar sobre el cambio climático y su relación con los huracanes, las sequías o los incendios que están ocurriendo a nuestro alrededor. Pero qué es el calentamiento global, qué lo causa, cuáles son sus efectos, cuáles son sus impactos en nuestra vida diaria, quiénes están en mayor riesgo y, lo más importante, qué posibilidades somos capaces de imaginar para un futuro más justo, más seguro, más igualitario y más disfrutable. Te contamos más aquí.

El cambio climático se refiere a las modificaciones a largo plazo del clima de la Tierra, lo que incluye altas temperaturas en el ambiente pero también aumentos en el nivel del mar o cambios en los patrones del viento. 

Esto es importante porque todos los elementos necesarios para el desarrollo de la vida están relacionados entre sí (agua, suelos y atmósfera); si alguno de ellos se daña o transforma, se afecta el funcionamiento del planeta en general. 

Ahora mismo ya hay cambios importantes en los sistemas climáticos del planeta, principalmente por el aumento de la temperatura en la atmósfera y en los océanos. Estos cambios están produciendo desequilibrios en los ecosistemas, en la biodiversidad, en la salud, en la economía, en la sociedad y en la vida en general. 

Un ejemplo cercano de la afectación del cambio climático en México es la comunidad de El Bosque, en Tabasco, donde la erosión costera provocó que el mar se comiera las casas, las escuelas y toda la vida común de quienes habitaban ahí. Gracias al apoyo de todas las personas que, como tú, se interesan en estos temas, la comunidad de El Bosque logró su reubicación y fue reconocida como la primera desplazada climática en México.

Fotografía de la comunidad de El Bosque, donde se observa que el mar llega a las casas.
Comunidad de El Bosque, Tabasco Greenpeace México © Greenpeace México

Pero cuál es el origen de estos cambios acelerados en el planeta. El clima puede cambiar por una combinación de diferentes razones, algunas naturales (como las erupciones volcánicas o la orbitación de la tierra) y muchas otras relacionadas con la actividad humana, principalmente de las corporaciones y las grandes industrias. Aquí es donde entra el calentamiento global. 

El calentamiento global es un proceso específico dentro del cambio climático, que –como ya vimos– es más amplio. Se puede definir como el aumento de la temperatura del planeta, el cual ocurre cuando se emiten más Gases de Efecto Invernadero (GEI) de los que la Tierra puede absorber. 

En términos prácticos, los GEI son gases que atrapan el calor del sol y que, al concentrarse en la atmósfera, calientan la superficie del planeta. Los GEI son necesarios para la vida porque sin ellos el planeta sería muy frío y muchas especies no sobrevivirían. Se producen de forma natural por la evaporación del agua (vapor de agua o H20); la respiración de los seres vivos, la descomposición de la materia orgánica muerta y los incendios naturales (bióxido de carbono o C02); los humedales y rumiantes durante su proceso digestivo (metano o CH4); la descomposición bacteriana de materia orgánica (óxido nitroso o N2O) o la unión natural de tres átomos de oxigeno (03).

La actividad humana también produce GEI y es la causa principal del calentamiento global y, por lo tanto, del cambio climático. Al emitir y concentrar más gases de lo que el planeta puede absorber en un determinado tiempo, la atmósfera cambia su configuración, se genera un desequilibrio y, en consecuencia, el planeta se calienta. 

La combustión de carbón, petróleo y gas; la deforestación; la ganadería; los fertilizantes con nitrógeno; y los gases fluorados (empleados en refrigerantes, extintores de incendios, disolventes y para la fabricación de espuma) son algunas de las principales fuentes generadoras de GEI. Estas actividades están directamente relacionadas con la industria y la actuación de las corporaciones en el sector energético, ganadero, agrícola, inmobiliario y otras. 

La industria energética, por ejemplo, es  la principal fuente de GEI porque la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural libera grandes cantidades de C02 a la atmósfera. La extracción, transporte (por pipas, barcos y camiones) y quema de estos combustibles —sin considerar las fugas y derrames que son devastadores para el medioambiente– también libera metano, otro gas de efecto invernadero importante. ¿Realmente necesitamos de esta industria para vivir? Los gobiernos, las corporaciones y la sociedad en general puede optar por fuentes de energía renovables o menos contaminantes y, con ello, erradicar esta industria nociva y quitar una presión importante para el planeta.

Fotografía de la Planta Termoeléctrica de Tula
Planta Termoeléctrica Tula, Hidalgo

La producción de carne en el mundo también contribuye al calentamiento global. Tan sólo la ganadería representa 12% de las emisiones de GEI provocadas por actividades humanas. Desde la producción del pienso para alimentar al ganado hasta la llegada de los alimentos a las tiendas se generaron 6,2 gigatoneladas de CO2 equivalente. La carne es la principal fuente de emisiones (67%), por delante de la leche (30%) y los huevos (3%). Las emisiones directamente vinculadas a la ganadería, desde los eructos de los animales hasta la fermentación del estiércol, representan un 60% del total, de acuerdo con cálculos de la Organización de las Naciones Unidas FAO. 

Fotografía aérea de granjas porcícolas en medio de la selva.
Vista aérea de granjas porcícolas en Yucatán.

Otra forma en la que estas industrias contribuyen al calentamiento global es cuando implican deforestar, ya que los árboles contribuyen a capturar GEI como dióxido de carbono; sin ellos, el planeta pierde su capacidad para absorber y desconcentrar los gases que lo calientan. Además, al talar los árboles también se libera el carbono que estaba acumulado, lo que significa la emisión de más gases. Proteger y cuidar los bosques representa una actividad significativa para conseguir la salud del planeta.

deforestación causada por la construcción del Tren Maya
Deforestación causada por la construcción del Tren Maya.

Los cambios en el clima provocados por el calentamiento global son más acelerados de lo que el planeta y la naturaleza han podido adaptarse, lo que ha dejado secuelas devastadoras para miles de personas, así como un futuro que se avizora preocupante. Se trata de un estado crítico que requiere una actuación rápida y urgente y por eso el mundo ha empezado a hablar de una emergencia climática.

Los cambios en el sistema climático ya ocurren de forma acelerada en más de uno de los elementos que lo componen, con récords inéditos y con consecuencias desastrosas para todo el planeta. El 2023, por ejemplo, fue el año más cálido desde que hay registros, con una temperatura media mundial cerca de la superficie de 1,45°; ese mismo año, el nivel medio del mar a escala mundial alcanzó la tasa de aumento más alta registrada desde 1993, cuando se hizo la primera medición, de acuerdo con la Organización Mundial Meteorológica. 

Los años recientes se ha observado en México una mayor intensidad de periodos de sequías, lluvias y ciclones tropicales. El huracán Otis, ocurrido en 2024 en Guerrero, fue una prueba de ello pero en realidad en casi todo el país ya hay un aumento de zonas desérticas, temperaturas extremas (incluso en la Ciudad de México), tormentas intensas, adelantos de épocas de calor, pérdidas de bosques, disminución o desaparición de glaciares, como el del volcán Pico de Orizaba, y aparición o propagación de enfermedades como el dengue. 

Lo más grave de esto es que, al vivir en un mundo ampliamente desigual, quienes más padecen las consecuencias del calentamiento global no son quienes más ganan con estas industrias o quienes más contribuyen a generarlo, sino quienes viven en condiciones de mayor vulnerabilidad: las comunidades pesqueras, las mujeres, las infancias, las poblaciones en condición de pobreza, personas desplazadas, comunidades indígenas, las plantas y los animales. 

Al mismo tiempo, son estas personas quienes también ponen más de sí para cuidar, proteger y defender la naturaleza. Actualmente hay millones de personas movilizándose por todo el mundo para frenar esta emergencia. Estas personas te necesitan. 

¿Cómo queremos habitar este mundo? El cambio climático no es un escenario fatalista futuro, es una realidad que experimentamos a diario. Se expresa en las lluvias repentinas, en calores fuertes, en falta de agua y en muchos fenómenos meteorológicos que hoy nos sorprenden. Sus consecuencias son graves y palpables, especialmente para quienes ya han perdido hogares, bienes y vidas. La situación es preocupante pero no todo está perdido.

Te invitamos a contribuir con tu firma y donación para que los gobiernos y las corporaciones tomen acción sobre sus responsabilidades.  Aún podemos actuar y revertir estos daños.

Fotografía de incendio en un bosque
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