Este artículo es el tercero de una serie de tres partes, “Un tren sin frenos,” que documenta los conflictos sociales y ambientales alrededor del proyecto de infraestructura controversial del Presidente Andrés Manuel López Obrador: el Tren Maya.
Por si te lo perdiste, lee la primer parte aquí y la segunda parte aquí.
López Obrador insiste que el proyecto se lanzará en diciembre de 2023: “llueva, truene o relampaguee.” Pero movimientos y organizaciones nacionales e internacionales como Sélvame del Tren, Cenotes Urbanos, La Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, Greenpeace México, El Sur Resiste y muchos otros defensores ambientales no han flaqueado en su oposición.
“[Esta manifestación] no es en contra de un tren, no es en contra del desarrollo, no es en contra de la gente que procura trabajo y bienestar en todo este sentido” explicó el arqueólogo Octavio del Río, una activista con Cenotes Urbanos. “Sino es en contra de dónde lo están poniendo, en dónde lo están direccionando.”
© Robin Canul / Greenpeace
Del Río y otros miembros de Cenotes Urbanos se reunieron afuera de una entrada a la sección sur del tramo cinco el tres de junio, justo antes del Día Internacional del Medio Ambiente designado por las Naciones Unidas. Los activistas buscaron reunirse con Mara Lezama, la gobernadora de Quintana Roo, para discutir la falta de transparencia con respecto a los impactos ambientales de llenar delicados ecosistemas de cuevas con escombros industriales, la deforestación en curso y la construcción sobre el sistema de ríos subterráneos más grande del mundo: el Acuífero Sac Actun.
Cuando el gobernador no se presentó, los activistas formaron pacíficamente una cadena humana y detuvieron la maquinaria durante varias horas.
Un fallo de mayo de 2023 del Juzgado Primero de Distrito de Yucatán detuvo la deforestación en la sección norte del tramo cinco (Cancún-Playa del Carmen), así como en los tramos tres (Calkiní-Izamal), cuatro (Izamal-Cancún) y seis (Tulum-Bacalar) en áreas que no están autorizadas por cambios en el uso de suelo. Sin embargo, el trabajo continúa en la sección sur del tramo cinco y la construcción ya ha talado cientos de miles de árboles en otros tramos.
“Están atravesando injustamente la selva, y hace mucha falta el conocimiento también en cuanto a evaluar las afectaciones, los riesgos, los impactos que está causando con esta megaobra sin estudios medioambientales y sin respetar las cuestiones de la ley,” dijo del Río.
“Lo que estamos haciendo es defendiendo la tierra, defendiendo estos bichos, defendiendo nuestra cultura, nuestra identidad, que es de todos. Ahí convergemos todos. No es una defensa única o particular en contra de absolutamente nadie, es una defensa para todo el mundo, para toda la humanidad, y es una defensa de nuestro hogar.”
© Robin Canul / Greenpeace
La ola de activismo en el tramo cinco y en toda la Península ha sido llevado en la marea de El Sur Resiste, la Caravana nacional e internacional que viajó a través de siete estados del sureste para crear conciencia sobre los posibles impactos del Tren Maya y el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec en abril y mayo de 2023. Más información sobre el Corredor Interoceánico y la campaña de Greenpeace México en su contra se puede encontrar aquí. Tras el final de la Caravana en mayo, El Sur Resiste imploró a los activistas que participaran en una acción global “para denunciar la violencia del Estado en los territorios del Sur-Sureste” que se llevará a cabo el 12 de octubre de 2023. La declaración final de la Caravana encarnó el espíritu de resistencia que los defensores del medio ambiente y las organizaciones activistas se han extendido por México y el mundo desde el inicio del Tren Maya: “Mientras ustedes destruyen, nosotros construimos.”