El 9 de julio de 2023 es un punto de inflexión para la industria minera en aguas profundas, pero también para todos los que se oponen a esta nueva industria extractiva. Tenemos que prepararnos para reforzar la resistencia.

Quienes hayan oído hablar de la “regla de los dos años”, que levanten la mano.

¡Casi nadie levantaría la mano y por una buena razón! La “regla de los dos años” es una disposición oscura en la Ley del Mar, un ultimátum utilizado por la industria minera de aguas profundas para presionar a los gobiernos para que permitan la minería en aguas profundas. Una vez activado, permite que un contratista intente iniciar la minería en aguas profundas incluso si no existe una regulación. Nauru, un pequeño estado insular que patrocina a la sospechosa The Metals Company, activó esta disposición hace dos años. Hasta el día de hoy, los gobiernos no tienen idea de qué hacer si una empresa solicita comenzar la minería. Durante la última reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos en marzo, los gobiernos dejaron la puerta trasera abierta para que la industria se infiltrara. Ahora deben cerrar firmemente la puerta a la minería en aguas profundas.

¿Qué significa?

Significa que la amenaza de la minería comercial en aguas profundas se vuelve cada vez más concreta. Significa que incluso después de la adopción de un histórico Tratado Global de los Océanos, una industria codiciosa podría hacer pedazos al lecho marino para obtener ganancias. En este momento, hay muy poco interponiéndose entre las maravillas naturales de las profundidades del océano y las máquinas mineras. La minería en aguas profundas pondría en peligro los frágiles ecosistemas marinos que tardaron milenios en desarrollarse, podría alterar y liberar el carbono almacenado en los sedimentos de las profundidades marinas y amenazaría los medios de vida y las tradiciones de las personas del Pacífico y su conexión espiritual con el océano.

La industria afirma escandalosamente que es necesario para la transición ecológica, pero bajar máquinas monstruosas a miles de metros bajo la superficie para raspar el lecho marino, dejando un rastro de destrucción, no puede ser una solución para salvar el planeta. La idea de la minería en aguas profundas es absurda. La lógica detrás de la minería en aguas profundas es absurda.

Greenpeace México junto al rededor de 100 personas iluminaron un pulpo fantasma con paraguas en el Malecón de Veracruz en el marco del día mundial de los océanos para pedir al gobierno de México que diga no a la minería submarina.
© Iván Castaneira / Greenpeace

Necesitamos detener la minería en aguas profundas

En unos días comenzará la próxima reunión de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos en Kingston, Jamaica. Sí, este tema es muy político, pero también tiene que ver con el poder y la movilización de la gente. El océano global no pertenece a nadie. No podemos venderlo al mejor postor. Imagina que pudiéramos detener la existencia de una peligrosa industria extractiva. Imagina si pudiéramos detener la perforación en alta mar en los albores de la era del petróleo. Aquí es donde estamos ahora con la minería en aguas profundas. Los gobiernos se encuentran actualmente en una encrucijada, donde pueden elegir entre hacer lo correcto o seguir un camino muy peligroso. Como el gobierno noruego acaba de decidir dedicarse a la minería en aguas profundas en su lecho marino en el Ártico (!), una señal clara necesita ser enviada por los líderes mundiales a la ISA: la minería en aguas profundas no tiene futuro.

El activismo funciona. El 28 de junio de 2023, Suiza se unió al grupo de 16 países que se oponen a la minería en aguas profundas. A nivel mundial, hay más de 700 000 personas que se oponen a la minería en aguas profundas. Un día tras otro, la movilización crece. Juntas y juntos, debemos aumentar la presión política porque no podemos permitirnos el riesgo de destruir los océanos.

Entonces sí, el 9 de julio comenzará una nueva era para la minería en aguas profundas, pero la movilización global también es más fuerte que nunca. Esta es una oportunidad única en una generación. Sé parte de la historia y toma acción ahora.

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