Lo que comemos importa. El Día Nacional e Internacional del Maíz, que se conmemora este 29 de septiembre, nos recuerda que aún falta mucho camino qué recorrer para frenar la devastación ambiental y los problemas de salud que origina la agroindustria y que se deben defender a las semillas nativas y la producción de alimentos nutritivos, sustentables y culturalmente adecuadosen México.Esta efeméride, impulsada por más de 300 comunidades campesinas e indígenas; por productores y productoras de maíz de pequeña y mediana escala, así como por organizaciones campesinas, académicas, ambientalistas, de consumo, cooperativas y defensoras de derechos humanos que integran la “Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País”, busca celebrar la diversidad de maíces nativos, la agrobiodiversidad y la diversidad biocultural que hay en nuestro país. 

¡Hagamos realidad la agricultura ecológica y la alimentación sana en México!

Este 2021, el Día Nacional e Internacional del Maíz se celebra a escasos meses de haber obtenido un gran logro: el decreto presidencial por medio del cual se establecen acciones para toda la Administración Pública Federal, a fin de sustituir progresivamente el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de glifosato, por alternativas sostenibles y culturalmente adecuadas, hasta enero de 2024, así como, la prohibición del maíz genéticamente modificado en la alimentación, y ya no permitir su siembra en México.

Activistas protestando en contra del maíz transgénico
© Greenpeace / Tomas Bravo Garcia

Si bien esto es un paso enorme, aún falta mucho por hacer, ya que los monopolios de empresas transnacionales (principalmente Bayer-Monsanto y el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) que promueven el uso de agroquímicos tóxicos, como el glifosato y la siembra de semillas transgénicas, aún se resisten a frenar todo el daño ambiental que hacen, como deforestación, contaminación de los suelos y sobreexplotación y contaminación de los mantos acuíferos.

Lo que sigue ahora es defender el decreto presidencial, vigilar que se cumpla y continuar construyendo estrategias encaminadas a consolidar una agricultura sustentable que proteja los bosques y otros ecosistemas naturales, que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), promueva la salud del agua y los suelos, que elimine el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, que sea libre de transgénicos y que promueva el comercio justo y nuestra soberanía alimentaria. 

Landraces varieties of Mexican maize. Oaxaca, Mexico. © Roberto Lopez
Greenpeace / © Roberto Lopez

De acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, en México el cultivo de gramíneas (la familia de plantas a la que pertenece el trigo, el maíz y el centeno) es una de las más significativas en el mundo. En nuestro país, Sinaloa es la entidad líder productora del grano, en 2017 aportó 21 mil 883 millones de pesos.

Desde Greenpeace reiteramos que la respuesta de fondo es  la agroecología, la cual asegura alimentos sanos, protege el suelo, el agua y el clima, no contamina con uso de agrotóxicos ni transgénicos. Cuida a las y los agricultores, así como a quienes consumen, permite el desarrollo de las comunidades y la soberanía alimentaria.

¡Hagamos realidad la agricultura ecológica y la alimentación sana en México!

Vegetables in Germany. © Axel Kirchhof
Transgénicos

Los transgénicos son organismos que han sido genéticamente modificados (GM), por ejemplo, para producir insecticida o generar resistencia a herbicidas. Forman parte del modelo de agricultura industrial, el cual acentúa la desigualdad en el campo y que además hace uso excesivo de plaguicidas y fertilizantes sintéticos que afectan la salud y el medio ambiente.

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