El 31 de octubre fue nombrado Día Mundial de las Ciudades por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el fin de sensibilizar a los gobiernos, las instituciones y la ciudadanía, sobre la importancia de la urbanización y la cooperación entre los países para lograr cambios sustanciales en esta materia.

Podríamos preguntarnos ¿por qué las ciudades merecen tener un día de celebración cada año?

Como sucede con todos los días internacionales de algún tema (cáncer de mama, salud mental, alimentación, mujeres, niñas y niños, etcétera) el Día Mundial de las Ciudades es una fecha para pensar, comprender y reflexionar acerca de la ciudad en que vivimos y sobre todas las ciudades del mundo. ¿Cuándo se construyeron?, ¿quiénes y por qué decidieron edificarlas en determinados lugares?, ¿qué transformaciones han sufrido a lo largo del tiempo?, ¿fueron pensadas para albergar a la cantidad de habitantes que actualmente vivimos en ellas?, ¿los recursos son suficientes?, ¿la infraestructura soporta su presente y su futuro?, ¿los servicios han sido planeados correctamente?

En resumen ¿a qué retos se enfrenta y se enfrentará la ciudad que habitamos?

Sabemos que los problemas de una ciudad van de los desastres naturales a los errores e irresponsabilidades humanas: por un lado sismos, inundaciones, incendios, erupciones volcánicas, cambio climático; por otro, mala planeación, políticas administrativas equivocadas, inexistencia de reglamentos de construcción, crisis económica, falta de vivienda, inseguridad y violencia, cinturones de pobreza, migración, epidemias, corrupción. Ciudades que crecieron en tamaño y número de habitantes, depredando y destruyendo áreas necesarias para la supervivencia. Ciudades sumidas en la contaminación y el caos. La llamada “mancha urbana” se expande sin que nada ni nadie pueda detenerla. El resultado también se manifiesta en cuantiosas pérdidas económicas.

Pocas veces, o nunca, nos detenemos a pensar en nuestra ciudad. Vivimos en el espacio geográfico de la casa al trabajo, a la escuela, a los lugares que frecuentamos para pasar un rato agradable. Evitamos transitar más allá de lo conocido porque hemos padecido lo que eso significa. Por lo tanto, sólo nos preocupamos de la zona que nos corresponde. 

Actualmente, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Las razones son evidentes. Es ahí donde preferentemente se localizan la industria y el comercio, las escuelas, las instituciones oficiales y educativas, la cultura, el trabajo, el desarrollo. Y se calcula que este número irá en aumento en los próximos años. De tal manera que es necesario llamar la atención sobre este asunto o, de lo contrario, sufriremos las consecuencias sin haber hecho nada para lograr un cambio favorable.

La calle es nuestra. Sí, es tuya, mía y de cualquier persona que transite por ella. Más que una frase de propiedad, decir que la calle es nuestra significa que todas y todos tenemos el mismo derecho a transitarla y por ello debemos compartirla, lo cual no sucede en la mayor parte de las ciudades mexicanas. Cuántas veces nos ha pasado que como peatones encontramos calles sin banquetas o las que hay, están en muy mal estado que nos obligan a bajar al arroyo vehicular -arriesgando nuestra vida- porque no hay suficiente espacio para que circulen los autos y además la gente camine. Qué hay de las personas en sillas de ruedas que no encuentran rampas ni paradas para abordar el transporte público, lo mismo que las madres con carriolas. Qué hay de los ciclistas y el transporte público que carecen de carriles para transitar mientras que los automóviles que tienen la mayor parte del espacio público, tampoco lo encuentran en las mejores condiciones. Desde hace ya unos años existe la tendencia global de implantar modelos de calles completas en las ciudades, que va más allá del enfoque tradicional de privilegiar a los automóviles, sino que todos los medios de transporte incluido el público y el privado así como la bicicleta y la movilidad activa (caminar) tienen la misma importancia para que sean las personas las que decidan cómo quieren transportarse. Además de ello, las calles completas se conciben como un espacio donde la gente vive más que solo desplazarse. Con honestidad, cuánto tiempo del día pasamos fuera de casa. Mucho, ¿Cierto? Al menos 10 horas en promedio, 8 de la jornada laboral y dos de traslado, en el que en algunos casos hacemos compras o quedamos con un amigo o amiga, pues la calle completa también busca que las personas tengan acceso a parques, plazas, tiendas, terrazas, sin importar su forma de transporte. Si bien, cada calle tiene necesidades distintas hay características que todas deben considerar, por ejemplo que las aceras sean amplias, que se puedan cruzar con seguridad, pasos de cebra eficaces, aligerar el tráfico sin que eso signifique hacer que los autos circulen a grandes velocidades sino todo lo contrario. Aunque suene difícil de creer, el concepto de calle completa ya se ha aplicado en varias ciudades mexicanos y queremos que se replique en más, por ello, la idea de mejorar el transporte público es un primer paso. Ayúdanos a conseguirlo.

La frase “A mejor ciudad, mejor calidad de vida” cobra sentido si vamos enlistando qué está bien y qué está mal en nuestra ciudad, tanto para nosotros como para el resto de la población. Y mejor aún si en ese listado agregamos qué podemos hacer nosotros para que nuestra ciudad sea mejor y con ello mejorar también nuestra calidad de vida. Podemos comenzar por los pequeños problemas que nos aquejan, tales como la separación y recolección de basura, el uso de plástico, el transporte, el estado del asfalto y las banquetas, las luminarias de la calle, las reparaciones que han quedado pendientes por hacer en nuestra propia casa, la colocación y reforzamiento de alambrado y bardas, los pasos a seguir para prevenir desastres en nuestro hogar, etcétera. Después incluiremos lo que está bien y lo que está mal en nuestra ciudad. Nos informaremos acerca de cómo mejorar nuestro entorno, hablaremos con familiares, amigos y vecinos para ponernos de acuerdo y aportar y obtener más información, publicaremos nuestros puntos de vista en redes y medios de comunicación y, lo más importante, actuaremos en consecuencia.

Así como el Día Mundial del Medio Ambiente nos obliga a pensar en cómo podemos ayudar a aminorar la contaminación del aire o la contaminación del agua, el Día Mundial de las Ciudades nos hará imaginar un escenario en el que nuestra ciudad sea sostenible.

Photomontage for Children and Air Pollution Initiative in Mexico. © Aarón Borrás

Mala calidad del aire en México

Cada año, el Día Mundial de las Ciudades aborda un tema específico con objetivos muy claros. Para este 2019, el lema es “Cambiando el mundo: Innovaciones y una vida mejor para las generaciones futuras”. Los objetivos son:

  • Aumentar el conocimiento acerca de cómo utilizar las innovaciones digitales para mejorar la calidad de vida y el medio ambiente en las ciudades
  • Demostrar que la tecnología de punta puede crear ciudades más inclusivas
  • Explorar las formas en las que las nuevas tecnologías podrán lograrlo

Participemos activamente en la solución de los conflictos a los que se enfrenta nuestra ciudad. Anticipemos acciones que reduzcan los riesgos tanto naturales como humanos. Pensemos, reflexionemos en los cambios que, por más lejanos e imposibles que parezcan, mientras más involucrados estemos podremos ver que una acción basta para iniciar grandes transformaciones. ¿Has imaginado cómo sería tu ciudad ideal? Cuéntanos en los comentarios. 

 

Urban Revolution Viaduct Protest in Mexico. © Argelia Zacatzi
Exige transporte seguro y sin contaminación del aire

Exijamos más y mejor transporte que nos ayude a mejorar el aire que respiramos en nuestras ciudades

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