Pienso en la última vez que miré la bóveda celeste y no recuerdo cuándo fue. Hemos olvidado mirar hacia la inmensidad, sumergirnos en esa luz que llega hasta nosotros después de millones de años. La contaminación atmosférica y el exceso lumínico de las ciudades nos impide admirar el cielo y disfrutar la luz que viaja hasta aquí desde el pasado.

¿Habías escuchado el término astroturismo? ¿Ya eres un practicante de esta tendencia?  

Cielo estrellado visto desde el bosque © Oliver Salge / Greenpeace

Cielo estrellado visto desde el bosque

Aquí te decimos lo que tienes que saber para envolverte en una de las tantas maneras de realizar un viaje sustentable.

El gusto por observar las estrellas es un hábito arraigado desde los inicios de la humanidad, y en México y toda Mesoamérica las culturas originarias fueron expertas en practicarlo. Las estrellas fueron guía, y quizá nos surge la necesidad de reconectarnos con la información que podríamos obtener de los astros, además de tener un contacto más cercano con la naturaleza.

La astro-observación a simple vista o desde un telescopio regresó con fuerza hasta volverse tendencia en los dos últimos años según plataformas de hospedaje, que notaron un incremento importante en la demanda de destinos donde los usuarios pudieran observar fenómenos tales como lluvias de estrellas, eclipses, cometas o el surgimiento de nuevos planetas.

 Sin embargo, si vives en una zona urbana o industrial o en una comunidad cercana a alguna de ellas, es prácticamente imposible observar cualquier suceso en el cielo nocturno, esto debido a la llamada contaminación lumínica. El término se refiere a la cantidad de luz que proviene de fuentes artificiales y aumenta de manera exponencial el brillo del cielo nocturno, las zonas más afectadas son las áreas urbanas e industriales y lugares aledaños. Según el Instituto de Astronomía de la UNAM, reduce hasta en un 90% la cantidad de objetos celestes que se pueden observar a simple vista, incluso limitando de manera notable la capacidad de observación a través de telescopios profesionales.

Bosque en verano © Greenpeace

Bosque en verano

Pero a la contaminación lumínica se suma la atmosférica, provocada por las emisiones de gases de las grandes industrias y el uso desmedido de automóviles y transporte público y de carga. Por si fuera poco, la contaminación atmosférica causa severos daños a la salud como irritación de ojos y problemas respiratorios, situaciones que se vuelven más graves para la población más vulnerable. Normalizar los malestares que causa la contaminación por el sólo hecho de vivir en una ciudad no es el camino. 

El astroturismo debe realizarse en lugares alejados de la urbe para evitar la contaminación lumínica y atmosférica, de preferencia lugares en medio de bosques o rodeados de mucha naturaleza, lo que implica tomar todas las medidas de protección y conservación medioambientales. El astroturismo, entonces, debe ser sostenible. El respeto al entorno ha de volverse una práctica cotidiana, una forma de vida, para quienes gozamos de observar el cielo. 

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Urban Revolution Viaduct Protest in Mexico. © Argelia Zacatzi
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