Recientemente se habló mucho de un amparo promovido por Greenpeace por el tema de las contingencias ambientales en la Zona Metropolitana del Valle de México, el cual obliga a las autoridades a decretar las contingencias de acuerdo con los límites máximos permitidos que marcan las normas oficiales mexicanas, es decir apegándose a la ley, para proteger la salud de la población.  

El gobierno de la Ciudad de México y la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe)  dijeron no estar de acuerdo con la decisión del juez, pues implica muchas cambios en la ciudad, entre los que reconocen la necesidad de reducir la demanda y consumo de combustibles fósiles desde su producción, incluídas las refinerías, fortalecer las capacidades de monitoreo de calidad del aire, mayor inversión en transporte público, movilidad no motorizada, restricciones para evitar la congestión, entre otras.

Iniciativa Antes de entrar permita salir en el transporte público de la Ciudad de México

A pesar de tener identificadas las acciones y medidas que podrían tomar para mejorar la calidad del aire que respiramos y proteger nuestra salud, las autoridades argumentan que “reforzar” la información que se da a la población para que tome precauciones será suficiente para protegerla. ¿Será?

Una investigación del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) señala que en la zona centro del país -Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Puebla, Querétaro, Tlaxcala y Morelos- en 2014 pudieron haberse evitado 8,464 muertes si se hubieran cumplido con los niveles que establece la norma  mexicana para PM2.5. contaminante que detonó la contingencia extraordinaria que se vivió en en estos estados a mediados de mayo de este año. 

Niños demandantes protestan contra COFEPRIS. © Consuelo Pagaza

Niños demandantes protestan contra COFEPRIS exigiendo respuesta a la demanda de normas más estrictas de la calidad del aire en México

A nivel internacional y nacional, estudios toxicológicos y epidemiológicos han documentado que la exposición a la contaminación del aire está asociada tanto al número de muertes como al de casos registrados de distintos tipos de padecimientos.

Entre los padecimientos asociados a la mala calidad del aire destacan los cardio respiratorios (enfermedades respiratorias), aumento y agudización en casos de asma, disminución de la capacidad pulmonar, aumento en la irritabilidad de las vías respiratorias, inflamación pulmonar y de otros órganos del sistema respiratorio, además de disminución en la variabilidad del ritmo cardiaco y reducción de la respuesta inmunológica.

Sin embargo, la contaminación del aire es un término general que abarca un abanico casi interminable de contaminantes, emisores, nivel de exposición y otras característica del medio ambiente.

Es fundamental entender de qué contaminantes se trata en cada caso porque, como se ha documentado, cada contaminante produce complicaciones distintas en la salud humana. Esto se traduce en que no existan recetas absolutas para enfrentar el problema, sino un conjunto complejo de medidas para cada caso.

La evidencia existente, por ejemplo, ha asociado un aumento en los casos de infecciones respiratorias agudas (laringitis, faringitis o bronquitis, por ejemplo) con la mayor presencia de monóxido de carbono y partículas suspendidas. A su vez, el asma parece estar más relacionado con la contaminación por ozono y partículas suspendidas.

Photomontage for Children and Air Pollution Initiative in Mexico. © Aarón Borrás

Mala calidad del aire en México

Los casos de niñas y niños que registran bajo peso al nacer parece ser susceptible a un mayor rango de contaminantes, incluyendo los antes mencionados además del dióxido de azufre o los óxidos de nitrógeno.

A pesar de que aún falta mucho por entender sobre la interacción entre distintos contaminantes y sus efectos en la salud, hay estudios suficientes confirmar varias recomendaciones al respecto. Una de ellas es que las el material particulado está entre los contaminantes más nocivos, ya que por su tamaño puede alcanzar áreas del cuerpo donde causa más daño, entre ellas el cerebro y los alvéolos pulmonares, que es donde se realiza el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre.

En 2016, un estudio realizado en la Universidad de Lancaster, Inglaterra, encontró partículas metálicas –un tipo identificado en las emisiones de automóviles– en los cerebros de personas que habían vivido y muerto en la Ciudad de México. Los científicos indicaron que esta contaminación en el organismo podría, por ejemplo, contribuir al desarrollo de Alzheimer.

Otro aspecto que ya ha sido evidenciado es la diferenciación de la exposición, que los especialistas dividen en aguda y crónica según el periodo en contacto entre la persona y el contaminante.

La calle es nuestra. Sí, es tuya, mía y de cualquier persona que transite por ella. Más que una frase de propiedad, decir que la calle es nuestra significa que todas y todos tenemos el mismo derecho a transitarla y por ello debemos compartirla, lo cual no sucede en la mayor parte de las ciudades mexicanas. Cuántas veces nos ha pasado que como peatones encontramos calles sin banquetas o las que hay, están en muy mal estado que nos obligan a bajar al arroyo vehicular -arriesgando nuestra vida- porque no hay suficiente espacio para que circulen los autos y además la gente camine. Qué hay de las personas en sillas de ruedas que no encuentran rampas ni paradas para abordar el transporte público, lo mismo que las madres con carriolas. Qué hay de los ciclistas y el transporte público que carecen de carriles para transitar mientras que los automóviles que tienen la mayor parte del espacio público, tampoco lo encuentran en las mejores condiciones. Desde hace ya unos años existe la tendencia global de implantar modelos de calles completas en las ciudades, que va más allá del enfoque tradicional de privilegiar a los automóviles, sino que todos los medios de transporte incluido el público y el privado así como la bicicleta y la movilidad activa (caminar) tienen la misma importancia para que sean las personas las que decidan cómo quieren transportarse. Además de ello, las calles completas se conciben como un espacio donde la gente vive más que solo desplazarse. Con honestidad, cuánto tiempo del día pasamos fuera de casa. Mucho, ¿Cierto? Al menos 10 horas en promedio, 8 de la jornada laboral y dos de traslado, en el que en algunos casos hacemos compras o quedamos con un amigo o amiga, pues la calle completa también busca que las personas tengan acceso a parques, plazas, tiendas, terrazas, sin importar su forma de transporte. Si bien, cada calle tiene necesidades distintas hay características que todas deben considerar, por ejemplo que las aceras sean amplias, que se puedan cruzar con seguridad, pasos de cebra eficaces, aligerar el tráfico sin que eso signifique hacer que los autos circulen a grandes velocidades sino todo lo contrario. Aunque suene difícil de creer, el concepto de calle completa ya se ha aplicado en varias ciudades mexicanos y queremos que se replique en más, por ello, la idea de mejorar el transporte público es un primer paso. Ayúdanos a conseguirlo.

Un efecto de la exposición aguda es el incremento de la frecuencia respiratoria y la inflamación de las vías respiratorias después de, por ejemplo, caminar dos horas en la calle durante un día con contingencia ambiental. La exposición crónica, en tanto, se ha apreciado cuando se estudia el incremento de jóvenes con menor capacidad pulmonar, después de años de crecer en una localidad contaminada.

Un aspecto que no puede dejar de enfatizarse es que los efectos de la contaminación del aire aumentan en distintos grupos con algún grado de vulnerabilidad, como adultos mayores, mujeres embarazadas, personas con alguna enfermedad o condición existente y, más que cualquier otro, niñas, niños y adolescentes.

 

Urban Revolution Viaduct Protest in Mexico. © Argelia Zacatzi
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