No hubo consenso. La creación de un gran Santuario Antártico tendrá que esperar. Tras dos semanas reunidos en Hobart (Tasmania, Australia), los 25 gobiernos de los países que integran la Comisión del Océano Antártico (CCAMLR en sus siglas en inglés), no lograron un acuerdo para establecer lo que hubiera sido la mayor área protegida del planeta, propuesta que ha sido respaldada por casi tres millones de personas en todo el mundo.

Se perdió una oportunidad histórica para crear en la Antártida el área protegida más grande de la Tierra: una oportunidad para salvaguardar la biodiversidad, luchar contra el cambio climático y mejorar la salud de nuestros océanos ya que no hubo la unanimidad requerida. Las delegaciones de China, Noruega y Rusia votaron en contra de la propuesta.

La asesora política de Greenpeace, la doctora Laura Mellers, ha destacado que:

Sobre China: “El compromiso de China de ser los líderes ambientales y buscar un mundo con un futuro compartido para la humanidad parece haber pasado por alto a su delegación en la Comisión del Océano Antártico, que claramente no actuó con la buena fe que se espera en estas negociaciones. China, al contrario, ha obstruido todas las oportunidades para cooperar y crear la mayor área marina protegida del mundo”.

Sobre Noruega: “A pesar de estar de acuerdo en que la propuesta de crear un Santuario del Océano Antártico recogía la mejor ciencia disponible, Noruega decidió presentar su propia propuesta dividiendo el área en dos. Con el espíritu de llegar a un consenso, pedimos a Noruega que establezca un plan de trabajo con un calendario claro en cuanto a cómo su propuesta contribuye al mandato de la Comisión de proceder con urgencia a la creación de una red de áreas marinas protegidas a gran escala”.

Sobre Rusia: “Bajo la presidencia de Rusia en 2016, la Comisión del Océano Antártico ocupó los titulares mundiales cuando acordó proteger el mar de Ross pero, desde entonces, Rusia no ha actuado de buena fe, sino que solo persigue intereses de la pesca industrial, al tiempo que impide a la comisión cumplir con su mandato de crear una red de santuarios en el océano Antártico”.

El tiempo se agota y la comunidad científica subraya la urgencia de crear santuarios marinos en al menos el 30% de nuestros océanos para 2030, para proteger la vida silvestre, garantizar la seguridad alimentaria de miles de millones de personas y ayudar a combatir el cambio climático. En 2009, la Comisión acordó crear una red de santuarios, pero Greenpeace lamenta que, desde entonces, sus esfuerzos diplomáticos parecen estar más preocupados por la expansión de la pesca que por la conservación.

El pasado mes de septiembre, los gobiernos de la ONU iniciaron las negociaciones hacia un Tratado Global de los Océanos que abarcará todas las aguas más allá de las fronteras nacionales. Las negociaciones son el resultado de un proceso de una década y podrían concluir en 2020. Este tratado proporcionará el marco para la creación de una red de santuarios oceánicos en un 30% de los océanos del mundo para 2030, una medida imperativa para proteger la biodiversidad y contribuir a la lucha contra el cambio climático.