La oficina de Greenpeace en Colombia se inició gracias a cientos de colombianos y colombianas sensibles ante las problemáticas ambientales que decidieron empezar su trayectoria en la organización desde el voluntariado y el activismo digital.

La primer acción de Greenpeace en Colombia fue una intervención pública en la Plaza Bolívar, en la que se desplegó un reloj gigante de arena para simbolizar la urgencia de que los gobiernos asuman compromisos para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del Cambio Climático Global.

Después de muchos años de espera muchas personas recibían en su casilla de correo un mail con el asunto “Primera reunión de voluntarios en Colombia. Te esperamos!”. El objetivo era conocerse, informar sobre las actividades de Greenpeace en Colombia y contar que el trabajo de los voluntarios y voluntarias hace posible que se puedan realizar las actividades que nos proponemos. También era clave presionar a los líderes de las principales economías del mundo para que, en la 15º Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en la ciudad de Copenhague (Dinamarca), tomaran las decisiones que permitirían mitigar el calentamiento global y detener la destrucción de los ecosistemas andinos.

Fue así que el día 23 de septiembre de 2009 en la ciudad de Bogotá miembros de Greenpeace dieron la bienvenida al nacimiento del equipo de Greenpeace en Colombia, en una reunión con más de trescientas personas procedentes de distintas regiones del país.

Así nació este gran proyecto, comenzamos a soñar con poder cambiar el mundo y generar acciones de impacto para mejorar el vínculo de la humanidad con la naturaleza.

El cambio climático fue la primera bandera y adoptamos al ecosistema de páramos, como símbolo de nuestra lucha para frenar la crisis del clima. Desde Greenpeace exigimos al gobierno que se sume a la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático para reclamar la protección de los páramos frente a la extracción minera. 

Greenpeace se alió con la comunidad de Pisba con el fin de manifestarse de forma pacífica en contra de las concesiones mineras que se otorgarían a empresas canadienses. En menos de dos meses, se consiguieron más de 50 mil firmas para la causa.  Finalmente gracias a la presión de la gente, las autoridades nacionales enviaron a uno de sus ministros a la Conferencia, en tanto nuestra organización sentó un precedente que consolidó su presencia en Colombia.

Nuestro voluntariado creció rápidamente y surgieron grupos de apoyo en ciudades como Medellín, Cali, Pereira y Barranquilla, con un gran compromiso de querer aportar en las diferentes campañas de la organización a nivel local y global.

© Greenpeace / Alberto Gonzalez Cruz

Adicionalmente, se acompañaron iniciativas de otros colectivos para promover temas ambientales, como la recolección de pilas, el reciclaje, el uso del transporte limpio, la descontaminación de los ríos y la defensa de los ecosistemas. El plan de trabajo, incluyó visitas a centros educativos, para dar a
conocer las campañas y motivar a la acción. A diario se recibían nuevas solicitudes de ciudadanos que querían ser parte delequipo y así fue creciendo un grupo multidisciplinario, realizando tareas específicas de diseño, manualidades y divulgación.

Así comenzó la historia de amor entre la primera generación de voluntarios y Greenpeace en nuestro país.