Actualmente enfrentamos una problemática ambiental cada vez más crítica para abordar la soberanía y seguridad alimentaria. El papel que desempeñan las mujeres campesinas y rurales para contribuir a la reducción del cambio climático y la escasez de alimentos es vital, innegable e incansable.
Creemos que es fundamental y urgente pasar de un sistema que nos enferma con agrotóxicos, monocultivos, transgénicos, y demasiados intermediarios, hacia un sistema que incluya y proteja desde el núcleo familiar a todos y todas, con mujeres productoras y ayudándoles a fomentar prácticas para una producción sana, limpia, diversa, local y justa.
En Colombia, en los entornos rurales habitan más de 5.5 millones de mujeres, es decir un 24.2% de toda la población de la nación. Estas mujeres en su cotidianidad están en la primera línea para educar, administrar, proteger los recursos naturales y la agricultura cuando estos se ven amenazados. Su liderazgo y trabajo comunitario crea un espacio propicio para ampliar sus redes de apoyo, distribución y comercialización de sus productos, así como la búsqueda de soluciones que enfrentan diariamente. Adicionalmente, se destacan por mantener el legado ancestral, cultural, nutricional y de manejo de las tierras que ayuda a asegurar las tradiciones de todo un país.
En el Día Internacional de la Mujer agradecemos a todas las mujeres campesinas por el apoyo incansable a revolucionar y empoderar a la ciudadanía para caminar de una manera más consciente por la vida; por ser ejemplo a partir de sus habilidades y capacidades para responder con acciones concretas a la disminución del cambio climático a través de la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos naturales.
No hay “salud” en un planeta enfermo. Necesitamos alimentos de producción local, medios de transporte sostenibles y conservar espacios verdes. Tenemos que #Reiniciar_ la ciudad para construir un futuro verde y justo.