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Conmemoramos el primer aniversario del acuerdo histórico para el Tratado Global de los Océanos de la ONU. A un año de esta victoria monumental para la protección de los mares y océanos, celebramos este logro que llevó casi dos décadas alcanzar y que fue posible gracias al compromiso de organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Greenpeace, la comunidad científica y miles de personas alrededor del mundo. 

Además, lo tomamos como una señal importante de que el multilateralismo aún funciona en un mundo cada vez más dividido.

Tratado Global de los Océanos: ésta es su importancia

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La aprobación del Tratado Internacional nació como una poderosa herramienta para preservar la alta mar (o aguas internacionales) que cubre 61% del área del océano y que, en la actualidad, sólo está protegida en apenas menos del 3%. 

La urgencia de preservar la alta mar radica en que, al estar fuera de la jurisdicción de los países, ha sido “agua de nadie” prácticamente desde siempre. Con este Tratado se busca revertir esa realidad en la que las prácticas llevadas a cabo en esas aguas, casi sin controles ni monitoreos, trajeron graves consecuencias para la salud de los ecosistemas marinos.

Al mismo tiempo, el nuevo Tratado ayuda a mantener vivo el objetivo 30×30 –proteger el 30% de los océanos del mundo para 2030– pues proporciona un camino para crear áreas total o altamente protegidas en los océanos del mundo.

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¿Cómo avanzó el Tratado Internacional de los Océanos?

Hasta ahora, cerca de 84 países han firmado el Tratado. Sin embargo, para que se convierta en ley y pueda entrar en vigor se requiere que al menos 60 países lo ratifiquen. Los primeros en hacerlo fueron Chile y Palau

El tiempo corre y sólo faltan 6 años para que llegue el 2030 y con ello la fecha límite para alcanzar el objetivo 30×30. De ahí que es necesario que el resto de las naciones aceleren sus procesos internos para lograr la ratificación de este acuerdo.

Es que, como todo Tratado Internacional, para que sea vinculante (obligatorio) y pueda entrar en vigor, necesita ser ratificado por los países (y esto tiene mecanismos particulares al interior de cada nación). 

“Desde Greenpeace Colombia, hacemos un llamado al Ministerio de Medio ambiente a la acción por los océanos de nuestro país ratificando el Tratado Global de los Océanos. Una acción aunque parezca pequeña, puede ayudar al planeta”, aseguró Tatiana Céspedes, coordinadora de campañas para Greenpeace Colombia.

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Una vez en marcha, este acuerdo permitirá proteger a los ecosistemas marinos de actividades humanas dañinas como la explotación petrolera, la minería submarina y la sobrepesca, así como de problemáticas como la contaminación por plásticos y el cambio climático.

La producción incontrolada de plásticos está acelerando la triple crisis planetaria –cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad-, amenazando la salud humana y de los ecosistemas a una escala inimaginable y exacerbando las desigualdades de género, económicas y de raza.

La contaminación: la mayor amenaza percibida para los océanos a nivel mundial

Los resultados de un relevamiento reciente realizado por YouGov Plc para Greenpeace, que involucró a 1,069 adultos en Colombia destacan la profunda preocupación y el llamado a la acción de la población colombiana para proteger los océanos y las especies marinas.

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Con la contaminación y la pérdida de hábitats costeros identificados como problemas urgentes, hay un fuerte respaldo para medidas gubernamentales y acuerdos internacionales que aborden estos desafíos y promuevan la conservación marina en Colombia y más allá.

Los objetos de plástico llegan al medio marino tardan entre décadas y cientos de años en degradarse. El tiempo de degradación depende del tipo de plástico y de las condiciones ambientales a las que se expone (luz solar, oxígeno, agentes mecánicos). En el caso de los océanos, la radiación UV procedente de la luz solar es el principal agente que degrada el plástico. La acción del oleaje acelera este proceso y como resultado los fragmentos más grandes se van rompiendo en trozos más pequeños, generando microplásticos.

Aún con el respaldo de este documento, lo cierto es que queda mucho trabajo por hacer.