Las ballenas son muy importantes para los océanos. Podría decirse que son ingenieras de los ecosistemas porque ayudan, de diversas maneras, a mantener saludable la vida en el mar redistribuyendo nutrientes a través de los océanos en varias direcciones. La ballena franca austral no es una excepción. Pero hoy su hogar en las aguas internacionales del Atlántico Sur enfrenta la amenaza de la pesca industrial. En esta nota te invitamos a conocer más sobre ella y por qué es fundamental proteger los océanos.

1. Su nombre es Eubalaena australis
Es una especie de cetáceo de la familia Balaenidae, propia del Hemisferio Sur (de los 20° a los 60° de latitud en los océanos Pacífico sur, Atlántico sur e Índico sur).

2. Es una de las ballenas más grandes
Su tamaño promedio es de 13 a 15 metros de largo en el caso de los machos y alrededor de 16 metros en las hembras. Pesan alrededor de 40 toneladas y al nacer ya miden de 3 a 5 metros, desde el hocico hasta la cola.

3. Sus famosos callos en la piel funcionan como huellas dactilares: identifican a cada ballena durante toda su vida.
Son áreas de piel elevadas, de más de 5cm de grosor, que aparecen en distintas partes de sus cabezas.

4. Son tranquilas, curiosas y bastante lentas para nadar (como máximo de 9 a 11 km/h). Para comunicarse saltan y dan golpes con sus aletas en el agua.

5. ¡Viven entre 50 y 100 años!

6. En vez de dientes tienen barbas largas, son láminas de queratina que cuelgan del maxilar superior.
Esas barbas les permiten alimentarse «por filtro»: abren sus mandíbulas mientras nadan y después las cierran, usan su garganta y su lengua para que el agua vuelva a salir de su boca a través de las barbas, lo que permite que el agua salga mientras capturan las presas.

7. Su alimento principal es el krill y peces pequeños.

8. Un tercio de todas las ballenas francas del mundo utiliza las bahías protegidas de la Península Valdés, en Argentina, como hábitat de apareamiento y parición entre los meses de mayo y diciembre.

9. Estas ballenas pueden llegar a verse en Argentina (Península Valdés), Australia, Sudáfrica, Chile, Uruguay, Tristán de Acuña (dependencia británica de ultramar) y Nueva Zelanda.

10. A diferencia de las ballenas francas del Atlántico Norte y del Pacífico Norte (ambas en peligro de extinción), la ballena franca austral pudo recuperarse de siglos de cacería comercial.

¿Cómo afecta la pesca industrial a la ballena?

Lamentablemente hoy su hogar está invadido por barcos industriales. La presencia de cientos de embarcaciones que se instalan en el límite fronterizo de las aguas nacionales en el Mar Argentino no es nada positivo para ellas. Si bien su gran tamaño impide que sean levantadas con redes hacia los buques, están expuestas a varios peligros:

Riesgo de choques o colisiones
La presencia de muchísimos barcos pesqueros en la zona de hábitat y en la ruta migratoria de la ballena franca austral (desde la Antártida hasta la Península Valdés) aumenta el riesgo de choques o colisiones que pueden terminar lesionándola.

Esto podría suceder porque los buques de pesca industriales navegan a una velocidad mayor que el movimiento de las ballenas (2 nudos aproximadamente cuando se alimenta). Aunque tiende a apartarse de la rutas de las embarcaciones, lo que más podría dañarla son los cambios de rumbo repentinos.

De hecho, en el Atlántico Norte, desde 1970 hasta 2009, el 80% de las muertes de ballenas francas fueron provocadas por enmallamientos en redes de pesca y colisiones con barcos.

Métodos de pesca
Las técnicas de pesca destructiva que usan muchos pesqueros arrasan indiscriminadamente con la vida en el mar afectando los ecosistemas con los cuales las ballenas conviven e interactúan.

Ruidos
Los sonidos de las ballenas se propagan grandes distancias en el mar. Hoy en día la contaminación sonora del mar, en especial por embarcaciones, es cada vez mayor y hay preocupación de que pueda afectar la comunicación de las ballenas.

¿Cómo proteger el hogar de las ballenas?

Hoy en día no existe un mecanismo efectivo para la preservación de océanos y áreas que están fuera de las aguas nacionales. Por eso, Greenpeace está pidiendo a los gobiernos del mundo que acuerden un Tratado Oceánico Global fuerte que puede dar protección a la increíble vida de los océanos, y en particular a la de especies migratorias como la ballena franca austral.

Con este acuerdo sería posible asegurar que las actividades humanas en los océanos se gestionen de manera efectiva, cuidando que las especies animales tengan una protección integral contra sus impactos, contra el cambio climático y la contaminación.

Súmate a nuestra campaña para proteger el hogar de la ballena franca austral.

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