El Tratado Mundial sobre los Plásticos es una oportunidad única para proteger a las personas y al planeta de la crisis climática y del plástico.

Nota escrita por Graham Forbes, Jefe de Delegación de Greenpeace en las negociaciones del Tratado Mundial sobre los Plásticos y Director de la Campaña Mundial sobre los Plásticos de Greenpeace Estados Unidos.

Los datos son claros. La producción mundial de plástico se duplicó entre 2000 y 2019, alcanzando los 460 millones de toneladas (Mt) anuales, y si no se toman medidas se prevé que casi se triplique para 2050 y que consuma el 13% o más del presupuesto de carbono que le queda a la Tierra para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C.

Esta producción incontrolada de plásticos está acelerando la triple crisis planetaria –cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad-, amenazando la salud humana a una escala inimaginable y exacerbando la desigualdad racial, de género y económica en todo el planeta.

Gestión de residuos y reciclables en Bogotá, Colombia

A medida que nos dirigimos a la tercera ronda de negociaciones internacionales para un tratado mundial sobre los plásticos en Kenia, los líderes mundiales deben asumir la realidad de que la única manera de abordar la crisis de los plásticos y evitar los peores efectos de la emergencia climática es establecer normas ambiciosas que reduzcan significativamente la cantidad de plásticos producidos. Los líderes mundiales tienen la oportunidad de ser ambiciosos y, si fracasan, todos saldremos perdiendo.

Reducir la producción de plástico al menos un 75% para evitar lo peor de la crisis climática

Si analizamos la crisis de los plásticos únicamente desde el punto de vista del clima, los mejores modelos disponibles (Eunomia y Pacific Environment) nos indican que será necesario reducir la producción de plástico en un 75% para 2050 a fin de mantener el calentamiento en 1,5 ºC y evitar los efectos más graves de un planeta que se calienta rápidamente. El informe Global Stocktake on climate change, publicado más recientemente, afirma que la ventana para mantener el calentamiento en 1,5 ºC se está cerrando rápidamente, y ofrece otra dura llamada de atención: el mundo tiene que hacer mucho más, mucho más rápido, para proteger la vida en la Tierra.

El establecimiento de un objetivo mundial para reducir la producción de plástico en al menos un 75 % de aquí a 2040 responde a este llamado a una acción internacional audaz y ambiciosa. Hacerlo no solo ayudará a los países a cumplir sus objetivos climáticos, sino que creará empleo, desbloqueará nuevos niveles de innovación y hará avanzar soluciones reales hacia economías bajas en carbono, libres de tóxicos y basadas en la reutilización.

Un tratado que defienda los intereses de las comunidades y los trabajadores afectados, no los de la industria de los combustibles fósiles

Como era de esperar, las empresas de combustibles fósiles están utilizando el libro de jugadas climático para sofocar la ambición y convencer a los gobiernos para definir lo que es posible por lo que les trae beneficios a corto plazo. Varios de los informes de alto nivel destinados a informar sobre las negociaciones del tratado proceden de una consultora vinculada a la industria del petróleo y el gas, y abocan al mundo al fracaso al proteger el statu quo y restar importancia a la necesidad de abordar directamente la producción de plástico. Los líderes mundiales deben rechazar este enfoque fundamentalmente derrotista.

Con décadas de experiencia en las negociaciones sobre el clima, sabemos que necesitamos normas ambiciosas y acordadas a escala mundial que reduzcan la producción de plástico y aceleren una transición justa que dé prioridad a los intereses de quienes menos han contribuido a causar esta crisis, pero están pagando el precio más alto.

Activista de Greenpeace en un relleno sanitario enTurquía

La mesa está puesta. Ahora debe empezar el verdadero trabajo

El recientemente publicado “Borrador Cero” del tratado incluye la arquitectura jurídica básica necesaria para establecer un ambicioso objetivo de reducción mundial de la producción de plástico. La mesa está servida y lo que más se necesita es el valor de ser ambiciosos.

El Tratado Mundial sobre los Plásticos es una oportunidad única para resolver la crisis de los plásticos. Junto con nuestros aliados del movimiento Break Free from Plastic y los millones de personas que están actuando, podemos lograr un ambicioso Tratado Mundial sobre los Plásticos que cierre el grifo de los plásticos y ponga fin, por fin, a la era del plástico.