Cada 3 de junio es momento de reconocer la vigencia, versatilidad y unicidad de la bicicleta, la gran aliada de la movilidad urbana desde hace dos siglos. 

Al ser simple, confiable y sustentable, es lógico que millones de hombres y mujeres la elijan a diario en todo el mundo como medio de transporte. Además, tiene características que la vuelven 100% eco friendly: es económica, accesible, no genera emisiones contaminantes, es segura y justa a nivel social. 

Aunque sus virtudes no se acaban ahí. Distintos estudios científicos demostraron que quienes andan en bicicleta con regularidad son más felices y tienen mejor salud. Hecho que puede comprobarse con facilidad, sólo subiéndose a las dos ruedas para pasear por los lugares que más prefieras, sintiendo el sol en la cara y el viento en el cuerpo.

Entonces, ¿qué mejor momento que el Día Mundial de la Bicicleta para debatir y reflexionar sobre el sector del transporte que necesitamos crear? Sin dudas, uno que deje de colaborar con la crisis climática y se desligue gradualmente del petróleo y del gas. Para fortuna de todos, ya existen soluciones tecnológicas que permiten moverse sin emisiones. 

Por supuesto, tener un sistema de movilidad sustentable no se trata sólo de cerrar las calles a los coches y poner más carriles para bicicletas. Es necesario que los gobiernos locales se comprometan en serio para crear e implementar estrategias integrales y bien coordinadas que incluyan mejoras en el transporte público, incentivo para caminar en distancias cortas, uso de la bicicleta, entre otras medidas.

A continuación compartimos el caso de la capital de Colombia que puede servir para inspirar a otros a poner la bicicleta en el centro de la movilidad y, así, lograr cambiarlo todo. 

Bogotá D.C. y su amor por las bicicletas, una ejemplo que sirve de norte

Bogotá es considerada por muchos como la capital de la bicicleta en América Latina. Esta fama no es gratuita: la ciudad cuenta con más de 600 kilómetros de vías para uso exclusivo, de acuerdo con la Secretaría de Movilidad. Además, en 2022 lanzó un nuevo programa de bicicletas compartidas con más 3.000 unidades distribuidas por toda la metrópolis.

© Diana Rey Melo / Greenpeace

Como decíamos, el plan para conseguir algo así tiene que combinar ciclismo y transporte público, que en este caso están diseñados para trabajar juntos. Por ejemplo, la red de transporte en autobús incluye seis enormes instalaciones de tipo park-and-ride; caminos y rampas seguros y libres de tráfico para los ciclistas.

A esto se sumó una red de autobuses de tránsito rápido, la eliminación del estacionamiento en la calle y la limitación del 40% de los coches durante las horas pico, según las matrículas, que desincentivan su uso.

De esta manera, Bogotá se convirtió en la ciudad de Latinoamérica que cuenta con el mayor número de viajes por día en bicicleta. En una urbe de más de 7 millones de habitantes, hay alrededor de 1.800.000 bicicletas registradas y se estima que a diario se movilizan en dos ruedas 1,2 millones de personas.

Esto no es algo que pueda lograrse de la noche a la mañana. Esta conexión con este medio de transporte se inició en los años 70, cuando la ciudad empezó a cerrar temporalmente y por unas horas las principales sus vías para que los ciudadanos tuvieran la oportunidad de salir a pedalear en familia o con amigos por las avenidas.

© Diana Rey Melo / Greenpeace
© Diana Rey Melo / Greenpeace

Un plan eficaz que perdura en el tiempo (y que busca ampliarse) logró así que los bogotanos vayan dejando de lado el uso de los automóviles y salgan a pedalear sin que sus vehículos y el transporte público determinen su tiempo gracias a la amplia red de rutas a su alcance.