Durante una manifestación de Friday´s For Future se lee en el cartel “Personas no Ganancias”.

¿Cómo imaginar un futuro esperanzador en medio de las noticias de eventos climáticos extremos que no paran de sucederse? ¿Cómo proyectar una sociedad superadora de ésta en la que vivimos cuando pareciera que no hay salida a la crisis climática? 

El Chat GPT -el sistema de chat basado en el modelo de lenguaje por Inteligencia Artificial- respondió a estas preguntas. El resultado trae una bocanada de aire fresco en medio de las imágenes apocalípticas que predominan hoy en día. 

El futuro no está escrito. Podemos cambiar el rumbo de las cosas.

Este escenario toma todo lo que damos por sentado y lo da vuelta. Al hacer esto, sacude nuestro sentido común y nos invita a creer que un futuro distinto y mejor es posible, ¡sólo tenemos que animarnos a crearlo!

¿Cómo sería un futuro sustentable en el que la naturaleza esté en el centro? 

El Chat GPT describió un mundo donde las estructuras de poder están revertidas. En este mundo alternativo, la naturaleza, y no las instituciones humanas, son las que detentan el poder. Los bosques y selvas crecen libremente y los animales pueden moverse sin miedo. Los ríos siguen sus cursos ancestrales, sin ser perturbados por represas ni desviaciones.

La humanidad, en vez de dominar, existe en armonía con el ambiente, y su tecnología es guiada por la sabiduría ecológica.

El concepto de grandes corporaciones explotando los recursos para beneficio propio es totalmente extraño. En cambio, el mercado existe para servir a la comunidad y al ambiente. El lucro no es el objetivo principal, sino un subproducto del servicio exitoso.

Esta realidad fue publicada en Solar Punks.

Las fronteras políticas se desvanecen al tiempo que las comunidades no se definen más a sí mismas por nacionalidad, sino por respeto mutuo, valores y responsabilidad compartida. No hay ejércitos ni disputas internacionales, sólo diálogo y cooperación global. 

La habilidad de comprender y manejar las emociones, tanto las propias como las de otros, es más importante que las habilidades intelectuales tradicionales. La inteligencia emocional es la piedra angular de la interacción social, que gobierna las decisiones en todos los niveles.

Sin dudas, esta sociedad donde la naturaleza está en el centro se parece mucho a cómo los pueblos originarios de diferentes partes del mundo se han organizado por siglos. De manera que escuchando sus experiencias podríamos aprender mucho.

Proyecciones como ésta y ejemplos como los de culturas indígenas nos demuestran que el futuro no está escrito y que no tenemos que resignarnos a que todo siga su curso cuando ese devenir nos trajo al borde del colapso.

Podemos cambiar el rumbo de las cosas si empezamos por:

  • No dejarnos caer en la ecoansiedad para evitar que el miedo nos paralice.
  • Recordarnos que las formas de organización social no son inamovibles y que existen otras formas de vivir posibles y distintas al capitalismo (por ejemplo, una que no sea dependiente ni de los combustibles fósiles ni de las finanzas y la usura.)
  • Ejercitar la imaginación para crear un mundo más verde, sostenible, justo y feliz.
  • Unir fuerzas con organizaciones independientes como la nuestra, activistas y movimientos sociales para accionar y hacerte oír cada vez más.