Otra vez tenemos que hablar de una marca climática superada en 2023. Ocurrió el viernes pasado, 17 de noviembre, cuando por primera vez la temperatura de nuestro planeta estuvo 2°C por encima de los niveles preindustriales, según el Servicio de Monitoreo del Cambio Climático de Copernicus.

Cada nuevo dato que la ciencia aporta es evidencia clara e irrefutable de que las temperaturas terrestres continúan en alza. Éste en particular llega justo antes de que comience una nueva edición de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) en Dubái. ¿Será suficiente para que los líderes mundiales se comprometan a tomar medidas reales y urgentes?

Qué significa esto en Colombia según Greenpeace

Pensémoslo así:  el 17 de noviembre vivimos la jornada con mayor temperatura global jamás registrada, si la comparamos con la temperatura media entre los años 1850 y 1900, cuando todavía no se hacía uso extensivo de combustibles fósiles. El termómetro mostró que el planeta estuvo 2.07°C por encima del promedio preindustrial. 

Maqueta del planeta tierra dentro de una olla sobre el fuego.

Tan fuera de escala estamos que al día siguiente, el sábado 18, la anomalía se sostuvo por encima en 2.06°C. Al mismo tiempo, esa fecha también se registró un nuevo máximo en las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono (CO2), según el Observatorio de Mauna Loa. Así se configuraron dos días de alarma que marcaron un hito preocupante en la escalada continua de los niveles de CO2 en nuestra atmósfera.

Con semejantes registros, todo sugiere que noviembre de 2023 podría convertirse en el noviembre más cálido registrado.

Desde Greenpeace Colombia queremos remarcar que estamos frente a una crisis climática que demanda atención urgente. Las constantes inundaciones, los incendios forestales que no cesan, el aumento en la deforestación, el descontrol en la contaminación por residuos, y la mayor dependencia por los combustibles fósiles son algunos de los problemas que requieren atención hoy. 

Sin duda, los últimos tres años hemos experimentado condiciones meteorológicas extremas sin precedentes en nuestro país. Entre ellas, huracanes que han arrasado con las principales islas del Caribe Colombiano, inundaciones en toda la región andina que han traído consecuencias de desplazamiento y derrumbes que dejaron sin conexión a gran parte de la región que provee de alimentación a todo el territorio. De hecho, cerca del 90% de los desastres que ocurren en el mundo son de origen hidrometeorológico.

Desde hace aproximadamente 5 años, la comunidad de El Bosque, en Tabasco, vive de primera mano las consecuencias del cambio climático. Su casa está siendo engullida por el océano y las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias. Más de 30 familias han sido desplazadas y otras 20 se encuentran en peligro inmediato, mientras que toda la comunidad corre peligro de desaparecer.

En este escenario, las ciudades son vulnerables ante los efectos del cambio climático y, al mismo tiempo, son ejes fundamentales para tomar medidas contra la crisis climática. Nuestras ciudades tienen la oportunidad de convertirse en ciudades más sustentables, saludables, si repensamos el modo en que nos comportamos en ellas. 

Por ejemplo, al exigir más espacios verdes y mejores condiciones para el transporte y la gestión de los residuos. También si cambiamos el modo de consumir y descartar podremos reiniciar y tener nuevas ciudades para vivir mejor. 

Activista sosteniendo cartel "Concejales: Declaren la emergencia climática YA"
Ante la aprobación en el Concejo de la declaratoria de la emergencia climática, Greenpeace celebró la oportunidad de que Bogotá pueda convertirse en una ciudad pionera en toda la región en materia climática.

En este sentido, y en concordancia si se quiere con las intenciones asumidas, la Alcaldía de Bogotá debe avanzar con las metas establecidas en la Declaratoria de Emergencia Climática. Empezando por asumir los compromisos y mandatos para atender problemas como la grave situación de las basuras con los rellenos sanitarios a punto de colapsar; o la mala calidad del aire, que el pasado año fue responsable de 3.400 muertes prematuras.

En particular respecto a los efectos de la contaminación del aire, producido de forma cíclica por el calentamiento de los océanos, se espera que este fenómeno se repita con gran intensidad entre noviembre de 2023 y enero de 2024. Según el mismo Ministerio de Ambiente, existe una probabilidad del 71 % de que sea un fenómeno fuerte y se extienda hasta abril de 2024.

En definitiva, el cambio climático ya no se puede ignorar ni negar. Estamos en un momento crucial de la historia. Nuestra supervivencia como especie depende en gran medida de lo que hagamos a partir de hoy. 

Las acciones individuales importan pero es de manera colectiva que podemos lograr más, en especial si los gobiernos abordan la crisis climática descarbonizando sus economías y haciendo la transición hacia energías renovables.

Desde Greenpeace instamos a que se continúe con el compromiso hecho por el gobierno nacional y la Alcaldía de Bogotá en la COP28. Asimismo, pedimos que se haga un seguimiento para que se vaya materializando los objetivos propuestos (reducción del 51% de las emisiones antes del 2030 y  neutralidad de carbono para 2050; que el 30% del territorio colombiano sea declarado área protegida en 2023, entre otros).

Con cada noticia de un nuevo récord superado es crucial entender que cuanto más a menudo se sucedan, más graves se volverán los efectos acumulativos de estas transgresiones.

Por esto, llamamos a tomar acción climática inmediata y eficaz para frenar las peores consecuencias de la crisis climática y para adaptarnos a tiempo a las situaciones extremas que ya son parte de nuestro día a día. 

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