Esta nota es una reivindicación para los árboles que están en las veredas que caminamos a diario; en los parques y plazas donde nos dispersamos y en su ambiente natural, donde los intereses privados los tumban sin piedad.

Es una valoración tardía a los árboles que son talados o quemados intencionalmente para hacer espacio a los intereses del agronegocio y los inmobiliarios. Y para todos los que es nuestro deber salvar a tiempo, porque necesitamos de ellos para cuidar el suelo, tener aire limpio, medicina  y para que sigan siendo hogar de otras especies. 

La nota original fue escrita por Kiana Kaz en colaboración para Intersectional Environmentalist e invita a apreciar a los árboles que están a nuestro alrededor, a mirarlos con atención y aprender las lecciones valiosas que tienen para quien quiera ver. 

Paciencia 

Los árboles nos enseñan sobre la paciencia al tomarse todo su tiempo para crecer. No se apresuran, se enfocan en el momento presente. absorbiendo los rayos del sol, los nutrientes y el agua que los ayudan a prosperar. 

Al igual que los árboles, nosotros también necesitamos confiar en el proceso de nuestro propio crecimiento. Yendo paso a paso, alcanzaremos nuestro máximo potencial. 

Fortaleza 

Los árboles son muy resilientes. Continúan creciendo a pesar de distintos desafíos. los cambios ambientales o las pestes. Sus fuertes raíces les permiten soportar incluso las más duras tormentas. 

De esta manera, demuestran la fortaleza interna que tienen para afrontar los cambios de la vida y demuestran la importancia de permanecer firmes y enraizados para lograrlo. 

Flexibilidad 

Estos seres vegetales son expertos en adaptarse a su ambiente. Crecen buscando la luz del sol, extienden sus raíces para encontrar agua y cambian sus hojas con las estaciones. Nos dan un ejemplo de cómo ser flexibles, de cómo dejar ir y adaptarnos a los pequeños cambios de la vida, y encontrar soluciones creativas para sobrellevar los obstáculos que podamos tener

Conexión 

Los árboles son parte de una vasta red de organismos que dependen unos de otros para sobrevivir. Ellos nos recuerdan que la humanidad también está interconectada con todas las formas de vida y que nuestras acciones tienen efecto dominó en el mundo que nos rodea. 

Así, nos enseñan el poder de la comunidad y la importancia de fomentar las conexiones y relaciones con otros.