© Nathalia Angarita / Greenpeace

La cifra es del Reporte sobre el Estado Global del Aire 2024, publicado por Health Effects Institute que, además, reveló que más de 8 millones de personas mueren cada año por enfermedades asociadas a la polución ambiental. Situación que causa preocupación en Chile, considerando que esta semana, en la Región Metropolitana, se decretó la 21ª alerta ambiental y el domingo pasado se declaró la sexta preemergencia en lo que va del año.

18 de julio, 2024. Las condiciones de ventilación en la cuenca de Santiago están afectando gravemente la calidad del aire, poniendo en alerta a las autoridades y a sus habitantes. En efecto, el pasado martes 16, la Delegación Presidencial de la Región Metropolitana (por recomendación de la Seremi de Medio Ambiente de la región) decretó la tercera ‘alerta ambiental’ consecutiva para la ciudad de Santiago, producto de la alta concentración de contaminantes en la zona, acto que venía precedido por la sexta declaración de ‘preemergencia ambiental’, decretada el domingo anterior.

“Este es un escenario preocupante. De hecho, en 2023 -en la Región Metropolitana- se registraron 17 episodios críticos: dos preemergencias y 15 alertas ambientales; mientras que en lo que va de este año se han decretado ya 21 alertas ambientales y seis preemergencias, y el invierno recién comenzó hace unas semanas”, expresa Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace Chile.

Espinosa reflexiona sobre los posibles efectos de estos niveles de contaminación entre sus habitantes: “Cada vez más estudios revelan lo perjudicial que es la polución atmosférica en la salud de las personas y la enorme cantidad de enfermedades y patologías que se desprenden de ello, siendo responsables de millones de muertes cada año”.

© Nathalia Angarita Greenpeace

En términos concretos, según el State of Global Air report 2024 (Reporte sobre el Estado Global del Aire en español), publicado recientemente por el Health Effects Institute con datos recabados en 2021, la contaminación del aire causó 8,1 millones de defunciones en el mundo en ese año, convirtiéndose en el segundo factor de riesgo de muerte. El reporte da cuenta también que, de este total, las enfermedades no transmisibles -incluidas las cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes, cáncer de pulmón y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)- representan casi el 90% de la carga de morbilidad causada por este fenómeno.

Y no sólo eso, el estudio muestra que más de 700.000 muertes de niños menores de 5 años en 2021 estuvieron relacionadas con la contaminación del aire, lo que representa el 15% de todas las muertes mundiales en niños menores de cinco años. Esto implica la muerte de 2.000 niños cada día por este problema. 

En este escenario, Santiago presenta un desafío importante, producto de su geografía caracterizada por un valle rodeado por cordones montañosos, lo que propicia que en la zona urbana se acumule la contaminación atmosférica, caracterizada por altos niveles de MP10 y 2.5, considerados los más peligrosos para la salud. “La temporada de otoño invierno acarrea problemas de ventilación que se presentan por la inversión térmica: a menor temperatura, las masas de aire se enfrían y sobre todo, se comprimen en los valles. Esto dificulta su recambio y propicia la concentración de material particulado en las partes bajas de la ciudad”, explica Espinosa.

La doctora Carolina Herrera, especialista en salud broncopulmonar, aclara que entre las principales causas de muerte por contaminación ambiental, están las enfermedades respiratorias y cardiovasculares: “Modelos de riesgo ajustados para individuos, hogares y factores geográficos, sugieren que aumentos de 10 microgramos por metro cúbico de Material Particulado 2.5 (MP 2.5) se asocian con un mayor riesgo de padecer condiciones de salud que afecten al corazón y los vasos sanguíneos, accidentes cerebrovasculares y mortalidad por enfermedad cardiovascular”, afirma.

Este exceso de riesgo, añade la doctora Herrera, es relevante en Chile dada la alta cantidad de personas expuestas a la contaminación del aire. “La contaminación por MP10 y MP2.5 determina un aumento en la frecuencia de infecciones virales infantiles, tales como influenza, virus respiratorio sincicial y resfríos en general; y en los escolares incrementa la tasa de hospitalización por influenza. Estudios, además, han descrito disminución de la función pulmonar, tanto en volumen como en flujos pulmonares, en niños expuestos a la mala calidad del aire”, aclara. La mayor sensibilización a aeroalérgenos también son elementos de contaminación ambiental y se estima que, globalmente, el 13% de los nuevos asmáticos puede ser atribuido a la exposición por dióxido de nitrógeno y sus derivados, “cifra que en Chile alcanzaría casi al 30% de los casos, en base a antecedentes de monitoreo de la calidad del aire en la ciudad de Santiago”, dice la especialista. 

La primera vez que Santiago fue declarada como zona saturada por MP fue en 1996, por lo que esta problemática nos acompaña desde hace 27 años y las principales fuentes de esta contaminación vienen de la quema de leña y del sector de transporte, además del aporte que realizan las industrias que operan en la zona urbana y colindante”, destaca la vocera de la organización ambientalista. 

Es por esto que, a juicio de Espinosa, urge que se tomen medidas de largo plazo, “como el fortalecimiento del transporte público y promoción de su uso, por sobre los  vehículos particulares; por otro lado, tampoco deberían entregarse nuevos permisos a industrias que seguirán contribuyendo a la emanación de contaminantes tóxicos para la salud de los habitantes de la región, como ocurrió, por ejemplo, con la aprobación de la expansión del proyecto minero de Los Bronces, en la comuna de Lo Barnechea. Cada año, millones de personas mueren producto de la contaminación del aire; para que esto no sea cada vez más grave debemos hacer algo al respecto hoy”, concluye Espinosa. 

En este video puedes encontrar más información sobre este proyecto y su impacto en el aire: “Por Aquí NO Los Bronces Integrado: Capítulo Aire”.

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