Gracias a su altura, este cordón montañoso retiene las masas de aire húmedo que vienen desde el Océano Pacífico, moderando las temperaturas extremas que afectan a nuestro país.
Estos días, la cordillera está en la palestra mundial con el estreno de la película “La Sociedad de la Nieve”, que retrata parte de su inmensidad. Pero más allá de sus imponentes postales, este gigante de tierra, roca y minerales, nos regala protección, sobre todo estos días muy calurosos: sus montañas atrapan en altura las las masas de aire frío que capturan del pacífico, las que luego traspasan a nuestro territorio, reduciendo los efectos de las altas temperaturas originadas por el calentamiento global. Un verdadero biombo que mantiene aislado a nuestro país de los efectos climáticos externos.
Algunos datos de Los Andes: su cordón montañoso nace en Tierra del Fuego y culmina en Venezuela y es la cordillera continental más larga del planeta, con más de 7.500 kilómetros de extensión, como consigna la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO. Desde la Guajira colombiana, a la cordillera de Darwin en Tierra del Fuego, pasando por el Altiplano o el Aconcagua -la cumbre más alta fuera de Asia-, sus hermosos y diversos paisajes marcan a casi toda la región sudamericana y, además, entregan algunas de las reservas de agua más importantes del planeta.
“Nuestra cordillera es un regulador del clima a nivel regional y un verdadero refrigerador natural que desempeña un papel vital en nuestra adaptación a los desafíos del cambio climático. En sus alturas ‘atrapa’ las masas de aire húmedo que vienen desde el Pacífico (que también tienden a ser más frías que otras presiones, gracias a la corriente de Humboldt), lo que ayuda a regular la temperatura, generando microclimas en las zonas de premontaña y mitigando, por tanto, las temperaturas extremas de las olas de calor”, explica Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace Chile y geógrafa de profesión.
Otro de los atributos claves de los Andes, dice Espinosa, es que se trata de un espacio clave para la resiliencia climática, “ya que en sus montañas están presentes numerosos ecosistemas que proporcionan múltiples procesos y funciones ecológicas, fortaleciendo las capacidades de nuestro país para adaptarse y reducir la intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos, además de constituir un reservorio de biodiversidad de gran valor para la conservación de las especies”.
De ahí, que el llamado de la organización es a cuidar la Cordillera, sus glaciares, ecosistemas, y biodiversidad, “evitando las actividades industriales que mutilan las montañas y sus recursos, como lo hace la minería, para que nos pueda seguir brindando protección natural por mucho tiempo más. Es momento de tomar conciencia que, sin la actuación de la Cordillera de Los Andes, el calor que sentimos estos días podría ser mucho peor”, sentencia Espinosa.
Principales ecosistemas andinos en el país
Cuando de ecosistemas cordilleranos se trata, el primero que se viene a la mente es el de montaña: “Cerca del 80% del territorio chileno es montañoso y en eso somos muy privilegiados”, expresa Silvana Espinosa. Caracterizado por la altura, la diversidad climática y los cambios de temperaturas (que pueden ser muy drásticos entre el día y la noche), presenta una biodiversidad riquísima, de hecho, parte importante de la biodiversidad del mundo se desarrolla y sostiene en los ecosistemas de montaña.
Otro ecosistema que posibilita nuestros Andes es el de los bosques. Verdaderos santuarios de vida que proporcionan refugio, sombra y regulación térmica para la fauna, las personas e incluso para formaciones vegetacionales de menor altura.
Los glaciares son, también, otro de los ecosistemas claves que alberga la cordillera. Esta fuente de agua dulce en estado sólido alimenta constantemente a ríos y esteros hacia las zonas más bajas, los que funcionan como reguladores térmicos naturales para la flora, fauna y comunidades que habitan cerca de estos cauces, además de aportar humedad al aire, factores que ayudan a disminuir los efectos de las olas de calor.
Lamentablemente, los glaciares de nuestra cordillera se están derretido con mayor rapidez de lo que se estimaba, debido al calentamiento global. Un estudio publicado en Nature Geoscience en 2022, dio cuenta de esta realidad. Utilizando imágenes satelitales de glaciares y de su modificación, los investigadores crearon un atlas en el que se deduce el espesor del 98% de los más de 200.000 glaciares montañosos del planeta y advirtieron que las reservas en los Andes contienen un 72% menos de agua de lo que se pensaba.
“Existe una conexión crucial entre la preservación de la naturaleza y la capacidad que tiene nuestro país para hacer frente a las olas de calor. La protección de nuestros ecosistemas y la biodiversidad no sólo es esencial para la salud del planeta, sino que también desempeña un papel fundamental en nuestra capacidad para enfrentar los impactos del cambio climático”, declara Espinosa.
La geógrafa añade que si las grandes industrias continúan abusando de los combustibles fósiles como hasta ahora y los gobiernos no le dan la importancia que tiene legislar y fiscalizar en esta temática, “seguiremos creando el escenario perfecto para facilitar el aumento de la temperatura global y la ocurrencia de las olas de calor. Debemos ser conscientes del valor de la cordillera de los Andes en cada permiso de explotación industrial, como por ejemplo los relacionados con las actividades mineras, y entender que el costo que estamos pagando por la extracción de algunos metales es demasiado alto”, comenta la vocera de Greenpeace.