Siempre estamos volviendo a la problemática del plástico porque si cambiamos el uso que le damos podemos hacer una enorme diferencia a favor del planeta y todos los seres que lo habitamos.

No se trata de renunciar al plástico -ni podríamos hacerlo- pero debemos hacernos cargo de la enorme incoherencia que existe entre el tiempo de uso (20 minutos promedio para vasos, envases para transportar comida, agitadores de bebidas, cubiertos y vajilla descartables) y el tiempo de degradación (que pueden ser siglos o incluso no desaparecer jamás por completo).

Esto es un consumo para nada sustentable. Sumado a la huella que implica su fabricación, considerando que el plástico es un derivado del petróleo, principal causante del cambio climático. 

Breve historia de una relación tóxica 

Gran parte de la historia de la humanidad transcurrió sin que necesitáramos del plástico. Nuestros abuelos y bisabuelos se las apañaron sin problemas para transportar líquidos y objetos de todo tipo, conservar alimentos, etc., sin necesidad de este derivado del petróleo. 

Claro que cuando hizo su aparición definitiva (allá por la mitad del siglo XX), este material trajo innumerables beneficios y comodidades. Sumado a su bajo costo de producción, se dieron todas las condiciones para que el uso del plástico se extendiera rápidamente.

¡Boom! 💥 Para 1950 comenzó su producción a gran escala y nuestra cultura cambió lo reutilizable por lo descartable. Al ser impermeable, aislante, resistente y versátil se impuso como una opción indiscutida y reemplazó muy pronto a la madera, el  vidrio o el cuero. 

Obnubilados por la practicidad trajo a la vida diaria, a las personas (y, en especial, a las empresas) se nos perdió de vista que los desechos plásticos empezaban a acumularse a nuestro derredor. 

Demasiado pronto lo que fue un boom se transformó en un boomerang 🔃 porque lo que dejábamos en el ambiente comenzó a volver a nosotros: presencia de microplásticos en las aguas, alimentos y organismos; costas llenas de residuos plásticos e islas de plástico kilométricas que flotan en los océanos; animales que mueren por la ingesta de este material.

Lo curioso del caso es que a pesar de que este efecto rebote del plástico es noticia hace tiempo, el consumo de objetos de usar y tirar no parece tocar nunca techo. La industria no parece interesada en hacer cambios sustanciales al respecto, los gobiernos están muy lejos de dar soluciones reales y completas al asunto y muchos ciudadanos siguen mirando para otro lado cuando de cambiar hábitos se trata. 

¿Quiénes luchan contra la contaminación plástica en América Latina? 

Un nuevo informe realizado por Unplastify y Potenciar mapeó a los actores que trabajan para dar soluciones a la problemática de los residuos plásticos. Así encontraron que en 12 países de la región existen 161 actores desplastificantes, de los cuales 120 del sector privado, 24 individuos y 17 del sector social. 

El informe resalta que la concientización ambiental y el rechazo a los plásticos descartables empieza a ser cada vez más fuerte. Y añade que frente a este cambio en las preferencias de los consumidores las alternativas reutilizables se multiplican.

En este sentido, la mayor parte de los actores del sector privado mapeados son pequeñas empresas que ofrecen productos (botellas reutilizables, cepillos de dientes de bambú, etc) para reemplazar los plásticos de un solo uso. Si bien esto es un buen síntoma, los especialistas enfatizaron que estos actores corresponden a emprendimientos pequeños que no están en condiciones de generar un cambio sistémico. La posibilidad de escalar sus proyectos de manera aislada es prácticamente imposible.

A pesar de su visión y compromiso, lo cierto es que aún no está bien claro hacia dónde orientar el esfuerzo en materia de contaminación plástica. La diversidad de actores e iniciativas desplastificantes en Latinoamérica no se ve acompañada de una articulación entre las partes. 

El panorama muestra que aún falta mucho para lograr avances significativos en cuanto a la basura plástica en la región. El interés, las soluciones y las regulaciones son una buena base, pero debemos exigir más acción y compromiso de parte del gobierno y las empresas.

Si te interesa saber más sobre el tema, puedes leer el informe completo aquí