Greenpeace reiteró  su preocupación por los incendios que continúan arrasando los bosques desde hace dos semanas en las cercanías de la localidad de Tolhuin en la provincia de Tierra del Fuego, y solicitó al Estado que intensifique los esfuerzos y recursos para controlarlos y apagarlos.

De acuerdo a los datos oficiales y diversas fuentes se estima que la superficie quemada supera  las 10  mil hectáreas. El origen de las llamas sería un fogón mal apagado iniciado por un grupo de personas. La situación se agrava por la sequía y los fuertes vientos.

Se trata de una región de bosques y turberas, antigua y prístina, con árboles de hasta 40 metros de altura, donde también hay lengas, de alto poder inflamable, ñires y guindos. La zona contiene un complejo sistema de lagos interconectados. Entre la fauna hay guanacos, zorros colorados fueguinos y una gran cantidad de aves.

Los incendios se repiten año a año en distintos lugares del país. Los ecosistemas se encuentran cada vez más amenazados por las quemas provocadas por fenómenos naturales y la actividad humana. 

El gobierno no sólo debe ampliar significativamente los fondos destinados a la prevención y lucha contra el fuego, sino también asegurar, con medidas concretas, que este tipo de acciones que atentan contra ecosistemas únicos no sigan ocurriendo. Las multas no son suficientes para desalentar incendios intencionales y los desmontes ilegales y, a su vez, los responsables casi nunca son obligados a reforestar. 

Frente a esta situación, Greenpeace considera indispensable que se catalogue urgentemente como delito penal al desmonte ilegal y al incendio intencional.