Para entender la huella ambiental que tiene la industria cosmética basta con hacer un breve ejercicio de visualización de lo que hay en los gabinetes de nuestro cuarto de baño.

¿Cuántos productos usas para el cuidado de tu cabello? ¿cuántos para la piel de tu rostro y cuerpo? ¿Para afeitarte? ¿Y para oler rico? Ahora bien, los frascos y envoltorios ¿de qué materiales están hechos?

Respondiendo a estas preguntas ya entendemos que estamos frente a una industria millonaria (a nivel global mueve al año 400 mil millones de dólares por año y sigue creciendo) con un enorme impacto en el ambiente.

Desde las materias primas que utiliza, a la producción, distribución y los residuos posconsumo, son muchas las instancias que pueden reformularse para que la actividad tienda a la sustentabilidad. 

Una vez más, pongamos en acción nuestro rol de consumidores responsables para elegir a las marcas que ya estén haciendo las cosas de una manera consciente. Y sepamos dejar a un lado a aquellos cosméticos convencionales que son parte del problema.

Te recomendamos empezar por prestar atención a los siguientes temas:

Ingredientes químicos

Los ingredientes químicos ante los que hay que estar más atentos son los parabenos, plastificantes, formaldehído, BHA y alquitrán de hulla, muy comunes en la fabricación de cosméticos. No sólo pueden afectar la salud humana sino que, a su vez, son dañinos para los cursos de agua en los que terminan, una vez que los hemos usado.

Uno de los ejemplos más claros de cómo ciertos productos cosméticos perjudican la vida marina es el de los protectores solares. Las nanopartículas de los protectores que se acumulan en los arrecifes de coral del mundo (alrededor de 14.000 toneladas por año) y alteran su reproducción y crecimiento, lo que finalmente resulta en su decoloración y muerte. 

Microplásticos hasta en el maquillaje

Hasta ahora sabíamos que los microplásticos se podían encontrar en productos de higiene y limpieza como exfoliantes, pastas de dientes o detergentes.  Sin embargo, un estudio realizado por Greenpeace Italia detectó que también se encuentran en la mayoría de los productos de maquillaje como rímel, pintalabios, bases y los polvos faciales.

La investigación verifica la presencia, tanto en las listas de ingredientes como a través de pruebas de laboratorio, en la composición de 11 marcas. En definitiva, estos pequeños plásticos estaban presentes en el 79% de los 672 productos controlados, siendo 38% microplásticos sólidos, sobre todo en máscaras y pintalabios que están en contacto directo con los ojos y la boca. 

Los análisis de laboratorio, encaminados a verificar la presencia de microplásticos en 14 productos, destacaron la presencia de pequeñas partículas menores a 5 milímetros como polietileno (en 6 productos), polimetilmetacrilato (en 2 productos), nailon (en 2 productos) y polietilentereftalato (en 1 producto). 

No sorprende entonces que científicos hayan encontrado microplásticos en el cerebro de personas así como en los tractos digestivos de animales marinos (dos tercios de los peces y el 90% de las aves marinas han ingerido plásticos, confirmaron distintos estudios).

Testeo en animales

Un reporte citado por Treehuger indica que 80% de los países del mundo todavía permiten que se realicen pruebas de cosméticos en animales. Esto implica que 100 millones de animales al año son expuestos a posibles alérgenos que a menudo los matan. 

Esos seres sintientes son capturados directamente de la naturaleza para ser llevados a laboratorios, lo que pone a muchas especies -como los monos macacos- al borde la extinción. 

A esta práctica de por sí cuestionable, se le agrega que las instalaciones de investigación animal utilizan 10 veces más energía que una oficina estándar debido a que requieren mucho espacio, ventilación, estabilización de la temperatura y luz constante. 

Extracción de materias primas de forma irresponsable

Humo elevándose de la turbera en el límite de la concesión de palma de aceite PT Berkat Nabati Sejahtera (IOI Group) en Ketapang, Kalimantan Occidental.

La industria de cosméticos demanda cada vez más recursos naturales. Pero esto no significa que quienes se encargan de proveerlos los procuren de manera responsable con los ambientes naturales de las que las extraen sino todo lo contrario.

Por ejemplo, el aceite de palma se consigue al deforestar entornos tropicales únicos. En la mayoría de los casos, se incendian grandes bosques extinguiendo ecosistemas únicos y dejando sin hogar a miles de animales (la Fundación Orangután Internacional estima que entre 1.000 y 5.000 orangutanes son asesinados en concesiones de aceite de palma cada año).

Podría citarse otra materia prima que se consigue a través de prácticas destructivas como son la deforestación y la minería. Se trata de la mica, un mineral que se usa a menudo para agregar brillo a los cosméticos.

Consumo de agua en la cosmética

El agua está presente en casi todos los productos de belleza del mercado. Sería momento de vigilar el uso de este recurso clave considerando que sus reservas están disminuyendo notablemente. Tanto que las Naciones Unidas alertaron que 52% de la población mundial vivirá en regiones con estrés hídrico para 2050.

Este punteo ilustra parte del efecto de esta industria en nuestro planeta. Podríamos hablar también de los residuos plásticos que generan y su baja tasa de reciclaje, de la huella del transporte, etc.

Sin embargo, esta información sirve de introducción. De manera que ahora ya ya tenés una herramienta más para elegir mejor estos productos de uso diario. ¡A ponerla en práctica!

Fuente: Treehuger