La tripulación del barco Rainbow Warrior está en el Océano Pacífico para denunciar la industria minera de alta profundidad, como parte de la actual campaña de “Protección de los Océanos”. © Marten van Dijl / Greenpeace © Diana Rey Melo / Greenpeace

A principios de marzo de este año, el icónico Rainbow Warrior zarpó hacia el Océano Pacífico para enfrentar y exponer una amenaza emergente para los océanos: la minería en aguas profundas.

Esta arriesgada industria planea extraer metales y minerales del lecho marino, a miles de metros bajo el agua. Si se permitiera la minería en aguas profundas, se bajarían máquinas gigantes al fondo del océano donde sacarían, dragarían y cortarían metales, causando daños irreparables al ecosistema. Esto sería desastroso tanto para las increíbles especies que viven en las profundidades marinas como para las comunidades del Pacífico que dependen de los océanos para sobrevivir, y podría amenazar el clima global. De hecho, las empresas mineras The Metals Company (antes conocida como Deep Green) y GSR ya se encuentran en el Pacífico, evaluando el potencial económico y probando su maquinaria minera.

Un equipo internacional de Greenpeace está a bordo hoy para frenar esta amenaza y pedir un Tratado Oceánico Global fuerte en la ONU que pueda abrir la puerta a una red global de santuarios oceánicos y establecer altos estándares para proteger los océanos globales de industrias destructivas.

Esta es el testimonio de una de las tripulantes: Kelly


El Rainbow Warrior cruzando el Canal de Panamá. © Marten van Dijl / Greenpeace

“Veníamos navegando del Caribe hacia el Pacífico.  Dada la congestión de barcos, esperamos un par días antes de cruzar el Canal.  El tránsito en sí duró 9 horas, desde las 4 p.m. hasta la 1 de la mañana.  Una vez en el Pacífico nos tomamos medio día para hacer mantenimiento en la jarcia.  En total fueron 5 días hasta que pudimos zarpar a nuestro destino en el Pacífico.

El Canal de Panamá es un coloso Proyecto de Ingeniería Hidráulica.  En total tiene 6 series de esclusas -3 subiendo, 3 bajando- por tránsito. Cada serie de esclusas puede elevar el barco hasta 24 metros.  En cada etapa pueden acomodarse 3 barcos pequeños o medianos, o un solo portacontenedores grande.  El punto más alto del Canal es el Lago Gatún.  El tránsito lo iniciamos al atardecer y el resto fue bajo un cielo estrellado.  La mayoría de la tripulación permaneció despierta aprovechando al máximo esta experiencia tan especial.

Al entrar al Canal, vimos pantanos y arbustos en las orillas.  Muchos tenían binoculares a mano con la esperanza de ver la fauna local.  Había grullas y varias otras aves acuáticas.  ¡Repentinamente Marten -el fotógrafo abordo- gritó “Un cocodrilo!”.  

Usando sus binoculares efectivamente ví al cocodrilo aprovechando la última última luz del día, asoleándose en la orilla con las fauces abiertas. Costaba creer lo que veían mis ojos.

El Rainbow Warrior transita el Canal de Panamá © Marten van Dijl / Greenpeace

Transitar las esclusas en una experiencia única.  Primero ascendimos por un conjunto de 3 esclusas.  En cada una nos encerraban junto con un par de yates.  Para entrar, 4 mulas (trenes remolcadores) trabajaban al unísono para halar de las 4 esquinas del barco usando guayas, forzándole a un lento y controlado movimiento de avance.  Al cerrar las compuertas, abrían las válvulas para que entrase más agua logrando así el aumento del nivel.  Una cuadrilla de 11 trabajadores del Canal se encargó de asegurar las guayas al barco.  Debido a la pandemia, fuimos super cuidadosos manteniendo la distancia.  Todos llevábamos mascaras, permanecíamos en los camarotes, o nos quedábamos en el techo del barco (llamado “Magistral”) para evitar cualquier contacto.  

El siguiente día al despertar ya nos encontrábamos del otro lado del Canal.  El tránsito fue bastante calmado y libre del ataque de los infames mosquitos del Canal.  Todos estábamos felices.  Luego de que la tripulación hizo algunas labores de mantenimiento en la jarcia, oficialmente zarpamos para iniciar así el viaje por el Pacífico.

Encuetros con Delfines

Era el segundo día de nuestro viaje por el Pacífico, las aguas estaban calmas.  Había sido super soleado como los anteriores días.  Empezamos a ver más vida silvestre entre la cual había delfines, tortugas e incluso atún saltando en la superficie.  En el Caribe también observamos muchos animales marinos como peces voladores, todo tipo de aves marinas entre las cuales había pelícanos y Piqueros.  En ocasiones de viento y oleaje fuertes incluso algunos peces voladores venían a parar en cubierta.  Los encontrábamos secos al siguiente día.


Delfines Giradores vistos cerca al Rainbow Warrior en el Océano Pacífico.  © Marten van Dijl / Greenpeace

Esta fue la primera vez que vi delfines en mi vida.  Son excelentes motivadores para continuar haciendo esta campaña de Protección de los Océanos!  Me enorgullezco profundamente de lo que hago para ojalá, proteger su hogar.  Hasta ahora hemos encontrado dos tipos de delfines: el Delfín Moteado y el Delfín Girador.   Los Delfines Moteados surfeaban en grupos de 3 y 4, al lado de la proa del barco. Todos estábamos dichosos.

Los Delfines Giradores se dejan ver de cuando en cuando.  A veces hasta se ven agrupados con atunes y aves marinas en determinadas zonas.  Seguramente alimentándose!


Una Tortuga Golfina vista desde un bote lanzado desde el Rainbow Warrior en el Pacífico © Marten van Dijl / Greenpeace

Las tortugas marinas se ven en la superficie de vez en cuando. Sus caparazones son redondos y brillantes, como joyas en la superficie del mar.  Mis colegas holandeses estaban particularmente encantados con ellas.  En Taiwán, también contamos con una muy buena población de tortugas alrededor de la isla.  Mientras continuemos protegiendo el ambiente marino, reduzcamos las redes a la deriva y las prácticas de pesca destructivas, siempre serán los tesoros de los océanos. 

Continuará…..

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