A principios de julio se produjo una grave explosión en la plataforma marina ubicada en medio del Golfo de México, donde se perfora el suelo para extraer gas y petróleo. La empresa responsable, Petróleos Mexicanos (Pemex).

Este episodio se sumó a otro de igual gravedad que ocurrió en los días previos y a apenas 12 kilómetros de ahí: un oleogasoducto de la misma petrolera generó una fuga de hidrocarburos en el fondo marino por una perforación o ruptura del caño. 

En vistas de la primera perforación exploratoria que se realizará en la cuenca norte del Mar Argentino, estos dos hechos ocurridos en México demuestran que la actividad offshore (es decir, mar adentro) implica grandes riesgos de contaminación y destrucción del ambiente que suelen convertirse en tragedias. 

Además, evidencia que las empresas responsables no monitorean, previenen ni contienen estos desastres como debieran. A las pruebas nos remitimos. Fue un científico radicado en España quien encontró a través de imágenes satelitales el derrame de la petrolera Pemex en el Golfo de México. 

Así lo contó el mismo protagonista, Guillermo Tamburini Beliveau, Doctor en Ingeniería y co-fundador del Observatorio de Sismicidad Inducida en Vaca Muerta, en una entrevista hecha por Emilia Delfino para el DiarioAr

Tamburini Beliveau detectó este derrame que de pequeño no tenía nada. La mancha de petróleo se extendía en una superficie que es el doble de Capital Federal (400 kilómetros cuadrados). Al notarla, contactó con colegas de otros países lo que derivó en una investigación preliminar de 20 ONGs ambientalistas y científicas, que expone los daños ambientales y humanos de los accidentes registrados. 

El científico, hijo de exiliados argentinos en España, agregó “Ese es el grado de descontrol que puede llegar a tener una plataforma petrolera”. 

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En esta interesante nota de Emilia Delfino para el DiarioAr, Tamburini Beliveau comparte datos de importancia para entender de qué hablamos cuando decimos de perforaciones petroleras offshore. 

Para empezar, destaca que “el riesgo del offshore es porque el grado de complejidad es exponencial respecto a trabajar en tierra, es decir, es muchísimo más complejo, por lo tanto todo riesgo también se multiplica exponencialmente. Además, este tipo de industria, como también en la megaminería, o cualquier megaproyecto suelen estar alejadas de la población y eso permite una impunidad muy grande para los operadores porque nadie sabe lo que pasa y es muy difícil llegar”.

Así es la vista satelital de un derrame de petróleo en el Golfo de México en 2010. Bajo las nubes, el petróleo refleja la luz del sol.

En este sentido, recuerda haber visto en videos técnicos de estas empresas que una plataforma petrolera es casi algo tan excepcional como una nave espacial. “Entonces el grado de complejidad, de aislamiento y de riesgo que tiene es elevadísimo y los cohetes a veces fallan. Si uno elige desarrollar un cohete o elige subirse a un cohete, sabe que hay un riesgo intrínseco. Cuando decidimos desarrollar el petróleo en el mar, ¿sabemos que hay un riesgo intrínseco?”, se pregunta.

Por último, Tamburini Beliveau hace una metáfora muy clara sobre lo que enfrentamos cada vez que un nuevo proyecto de extraer combustible fósil tiene luz verde. “La casa se está quemando y no es el momento de prender más hornallas. Discutimos si fueron los otros los que quemaron la casa, pero el problema es que se está quemando. ¿Y vos me decís que querés venir a prender otra hornalla? No, trae baldes de agua. Es lo único que podemos hacer”. 

Podés leer la entrevista completa a Guillermo Tamburini Beliveau en DiarioAr