Pelota de tenis derritiéndose, instalada en Melbourne por voluntarios de Greenpeace Australia Pacífico en 2020 para el torneo de tenis Abierto de Australia que fue interrumpido por el humo de los incendios forestales ©Greenpeace

¿Alguna vez probaste correr en una ola de calor o jugar al fútbol en una tormenta? Si es así, sabés que las condiciones climáticas extremas pueden alterar profundamente la experiencia deportiva, ya seas profesional o público de un partido.

Los Juegos Olímpicos de París están a punto de comenzar y su promesa de ser los “Juegos más verdes de todos los tiempos” sigue dando lugar a debates, aunque sólo sea por sus patrocinadores, grandes contaminadores como Coca-Cola, Samsung, Air France y Toyota. Este es un buen momento para recordar que el mundo del deporte no se libra de los impactos de la crisis climática.

La expresión “no hay deportes en un planeta muerto” subraya la urgente realidad de que la crisis climática no es sólo una cuestión ambiental sino que impregna todas las facetas de la vida, incluidos los deportes. Hay cuatro formas en que la crisis climática está afectando a los deportes y a quienes los practican.

1. El calor extremo amenaza la salud y el rendimiento de deportistas

El aumento de las temperaturas globales hace que para las y los deportistas cada vez más difícil desempeñarse de forma segura. El calor extremo puede provocar agotamiento por calor, deshidratación e incluso insolación, poniendo en peligro su salud y rendimiento. Esto es válido para el tenis, el cricket, el béisbol, el fútbol, ​​el rugby, el ciclismo y muchos otros deportes.

Durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, las temperaturas se elevaron por encima de los 30 °C con alta humedad, lo que provocó un malestar significativo entre atletas. Eventos como el maratón y la marcha se trasladaron a las primeras horas de la mañana para mitigar los riesgos de calor. En 2014, las temperaturas alcanzaron los 43°C , lo que provocó que numerosos jugadores sufrieran enfermedades relacionadas con el calor.

2. Las condiciones climáticas extremas, la imprevisibilidad y los cambios estacionales perturban las competiciones deportivas y la vida de atletas.

La creciente frecuencia e intensidad de tormentas, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos están causando estragos en los calendarios y sedes deportivas. Estas interrupciones provocan cancelaciones, retrasos y desafíos de reprogramación. ​​La incertidumbre y las condiciones impredecibles del campo debido al cambio climático se han convertido en un factor estresante adicional en la vida de las y los deportistas. Los patrones climáticos impredecibles hacen que sea más difícil mantener programas de entrenamiento regulares y el cambio de estaciones debido al cambio climático afecta cuándo y cómo pueden entrenar y competir.

El humo de los incendios forestales de California obligó en repetidas ocasiones a cancelar eventos deportivos, incluidos partidos de fútbol americano universitario y partidos de béisbol profesional. La mala calidad del aire debido a los incendios forestales supone un riesgo importante especialmente para quienes practican deportes al aire libre. Respirar aire contaminado puede reducir la función pulmonar, agravar el asma y provocar otros problemas de salud.

Los Juegos de la Commonwealth de 2010 en Delhi, India, enfrentaron graves desafíos debido a fuertes lluvias monzónicas inesperadas que provocaron importantes inundaciones en la región. Los Juegos del Sudeste Asiático de 2019 en Filipinas se vieron afectados por un clima extremo y severo, y los organizadores tuvieron que implementar medidas de emergencia para drenar las áreas inundadas y garantizar la seguridad de atletas y espectadores.

3. Los deportes de invierno hacen que la capa de nieve desaparezca

Pistas de esquí abandonadas en Lammeralm, Steiermark, Austria. Debido a la crisis climática, en Austria cae menos nieve. © Mitja Kobal / Greenpeace

Los inviernos más cálidos están acortando las temporadas de esquí, lo que afecta al entrenamiento y las competiciones. Muchos eventos de la Copa del Mundo de Esquí Alpino FIS, el principal circuito internacional de competiciones de esquí alpino, han sufrido cancelaciones y reubicaciones debido a la falta de nieve.

El clima inusualmente cálido está provocando una extensa producción de nieve artificial y generando preocupaciones sobre la calidad de la nieve y la seguridad de las pistas. La nieve artificial ha dominado los Juegos Olímpicos de Invierno durante la última década: los Juegos Olímpicos de PyeongChang y Sochi utilizaron entre un 80% y un 90% de nieve artificial. El 100% de la nieve sobre la que compitieron atletas en los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing 2022 era artificial.

El proceso de creación de nieve artificial es un absurdo medioambiental que consume enormes cantidades de agua y energía, exacerbando el agotamiento de los recursos y las emisiones de carbono. Esta práctica socava los esfuerzos de sostenibilidad y contribuye al cambio climático, creando un ciclo contraproducente para las industrias de deportes de invierno.

Atletas que practican snowboard olímpicos y medallistas de oro como Hannah Teter y Shaun White hicieron declaraciones sobre los cambios en los patrones de nieve y cómo están impactando en los deportes de invierno, abogando por una mayor conciencia y acción ambiental.

4. Daños e impacto económico en las infraestructuras deportivas

2015: Voluntarios de Greenpeace cuelgan el mensaje “Gazprom: ¡No al petróleo en el Ártico!” en el Estadio Olympia de Berlín, donde se disputaba la final de la Liga de Campeones. Gazprom, patrocinador de la UEFA, es la primer empresa que extrae petróleo en el Ártico. © Gordon Welters/Greenpeace

Los fenómenos meteorológicos extremos pueden causar daños importantes a la infraestructura deportiva, lo que conlleva costosas reparaciones y esfuerzos de reconstrucción. Esta carga económica puede afectar a las comunidades locales y a la industria del deporte en general.

En 2005, el huracán Katrina –un ejemplo icónico y trágico de cómo la crisis climática agrava los fenómenos meteorológicos extremos y cómo los impactos del cambio climático se sienten desproporcionadamente en las comunidades de menores ingresos– devastó la ciudad de Nueva Orleans, Luisiana y causó grandes daños al Superdomo de Luisiana, sede de los Saints de la NFL, lo que llevó a una reubicación temporal del equipo.

En 2011, Queensland, Australia, experimentó unas inundaciones catastróficas que dañaron gravemente el estadio Suncorp de Brisbane. Las inundaciones inundaron el estadio y causaron grandes daños por agua en el campo, las zonas de asientos y los sistemas eléctricos y mecánicos del estadio.

Hacer que los contaminadores paguen

La crisis climática es una amenaza multifacética para el mundo del deporte y afecta todo, desde la salud de los atletas hasta la estabilidad económica. A medida que los atletas y las organizaciones hablan cada vez más, queda claro que las prácticas sostenibles y la acción climática son esenciales para proteger el futuro de los deportes de la codicia de las empresas de combustibles fósiles. Sin un planeta sano no puede haber juegos, competiciones ni triunfos atléticos.

Esto va más allá de las grandes competiciones, los Juegos Olímpicos y el ámbito de los patrocinadores. Abarca un patrimonio inmaterial y una cultura que nos une, contribuyendo a la riqueza de nuestra humanidad compartida.

Esta es otra razón más, si fuera necesaria, para detener toda expansión del petróleo y el gas en todo el mundo y hacer que los contaminadores paguen por el daño que han causado. Para proteger su futuro, atletas y el mundo del deporte deben desempeñar su papel en este esfuerzo.

Nota escrita por Mehdi Leman, Editor de Contenidos para Greenpeace Internacional.