Marchas para frenar los proyectos de Equinor en el Mar Argentino.

El país nórdico tiene dos caras. Mientras se vende como el ejemplo verde que todas las naciones deberían seguir, por lo bajo busca quedarse con todas las reservas posibles de petróleo y gas del planeta

Su forma de actuar despierta la resistencia de activistas de todo el  mundo. Al punto que decenas de manifestantes viajaron a Stavanger para participar de la Junta General de Accionistas del gigante estatal petrolero Equinor que se celebró hace unas semanas. 

Noruega presionado por activistas para no avanzar con proyectos fósiles

Esta es una muestra más de la creciente presión que está sintiendo el gobierno noruego. Las exigencias son claras: frenar la expansión de sus mega planes de extracción de combustibles fósiles en Canadá, Brasil, Surinam, incluyendo el controversial proyecto en el Mar del Norte. Sólo así se podrá evitar el colapso ambiental y las consecuencias devastadoras que esto implicará para la humanidad. 

Los activistas acusan de hipócrita al gobierno de Noruega, dueño del 67% de Equinor. Argumentan que al mismo tiempo que se muestra al mundo como líder en la lucha contra el cambio climático, el estado lleva adelante cada vez más desarrollos de petróleo y gas en todo el planeta.  

Como prueba basta mencionar el reciente análisis de Oil Change International que encontró que Noruega es el país “más agresivo” de Europa en materia de exploración de nuevos yacimientos de combustibles fósiles. Tanto es así que, en la última década, le adjudicaron 700 licencias nuevas a la par de los planes específicos de Equinor.

Este informe develó también que si se activaran los yacimientos de crudo y gas de los que ya tiene licencia -pero no se los desarrolló aún- se generarían 3 gigatoneladas de emisiones de emisiones de dióxido de carbono (CO2), es decir 60 veces las emisiones domésticas de Noruega.

Frode Pleym, director de Greenpeace Noruega, dijo: “Se los elogia por el éxito de los vehículos eléctricos y por ser uno de los primeros países en ratificar el Acuerdo de París. Sin embargo, el gobierno planea consolidar la producción de gas y petróleo para futuras décadas y no sólo para sí mismos sino, a juzgar por la escala de su compromiso, para toda Europa. Noruega está llevando la hipocresía climática a un nuevo nivel y eso tiene que parar”.  

En nuestro país, Equinor también está haciendo de las suyas. Desde hace meses, busca avanzar en nuestro Mar Argentino para realizar exploraciones offshore que pondrán en peligro a todo el ecosistema y a los miles de animales que viven allí, entre ellos, la ballena franca austral. 

El equipo de Greenpeace a bordo del Witness está recorriendo la zona que se verá afectada por este proyecto. Conocé toda la riqueza que habita en estas aguas siguiendo la travesía:

https://www.greenpeace.org/argentina/campaign/18825-2/

Otro peligroso proyecto de Equinor avanza en el Mar del Norte 

El proyecto Rosebank es uno de los planes más polémicos de Equinor y está recibiendo mucha oposición en Reino Unido. Este desarrollo tiene un potencial enorme (500 millones de barriles de crudo) que de quemarse emitiría tanto CO2 como 56 centrales eléctricas a carbón en un año. 

De hecho, el mes pasado se supo que Rosebank llevaría a que Reino Unido exceda con creces su presupuesto de carbono durante toda la próxima década. Y no sólo eso sino que trascendió que para llevar adelante este proyecto, el gobierno británico dará exenciones a impuestos y  como incentivo. Este beneficio a la empresa noruega redundaría en que las arcas inglesas pierdan de recaudar 100 millones de libras. 

Vista de una de las plataformas activas de Equinor, la Statfjord A (Alpha), en el Mar del Norte.

La decisión de seguir adelante o no con esta explotación es inminente y el gobierno británico puede detenerla, a pesar de que el secretario de energía, Grant Shapps, manifestó en varias ocasiones que el desenlace no depende de él.

Como parte de la comunidad global que lucha a diario para frenar el cambio climático nos manifestamos y difundimos para que esta exploración no avance. Un verdadero giro en el modelo de producción es lo único que nos asegurará un futuro vivible para todos.