Por Bruno Giambelluca, integrante del equipo de campañas de Clima y Energía en Greenpeace Argentina.

¿Qué está pasando en la Cumbre del Clima?

La segunda semana de negociaciones de la COP 25 (Cumbre del Clima de las Naciones Unidas) ya comenzó. Sabemos que durante estos días se definirán objetivos y compromisos clave. Por eso, una delegación de Greenpeace está en Madrid para seguir los avances del encuentro y el trabajo de los líderes mundiales. 

Más de 195 representantes de los países firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) están reunidos para debatir y tomar decisiones con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el aumento de la temperatura del planeta.

Mientras la cumbre avanza, medio millón de personas marcharon por las calles de Madrid el 7 y el 8 de diciembre pasado para pedirle a los gobiernos que participan del encuentro que escuchen a los científicos y que se comprometan seriamente a frenar las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Esta marcha demostró que las demandas sociales por acciones concretas para frenar la emergencia climática son cada vez mayores. Y no van a detenerse.

¿Qué reclaman los científicos?¿Qué deben hacer los gobiernos?

Científicos de todo el mundo alertan sobre los peligros y consecuencias del cambio climático. Mientras tanto, cada rincón de nuestro planeta ya sufre sus efectos. 

Por ejemplo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) publicó diferentes informes que nos sirven como base al momento de exigir una mayor acción para frenar la crisis climática. 

El IPCC es una organización internacional integrada por un respetable equipo de científicos de diferentes países, entre ellos Argentina. El grupo fue creado en 1988 con el fin de realizar estudios y evaluaciones sobre los impactos -socioeconómicos y ambientales- del cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. 

Uno de sus últimos reportes ¨El océano y la criósfera en un clima cambiante¨ brinda datos que alarman no solo a la comunidad científica, sino también a los habitantes de todo el planeta. Por ejemplo, los siguientes:

El aumento del nivel del mar para el año 2100 podría ser de casi un metro si el calentamiento global supera los 3°C. Esto es lo que ocurrirá si se cumplen los compromisos ambientales que los gobiernos están presentando en la COP 25. 

Los impactos de las emisiones de carbono en los océanos son mucho mayores que en décadas pasadas y se producen bastante más rápido de lo previsto.

– A medida que la temperatura de la superficie del mar aumente y los océanos se vuelvan más ácidos, la vida marina y los ecosistemas oceánicos se enfrentarán a mayores amenazas. Incluso si el calentamiento global se limita al objetivo acordado (evitar que la temperatura promedio del planeta llegue a 1,5°C), se prevé que se perderá hasta el 90% de los arrecifes de coral de aguas cálidas. 

Se estima un deshielo generalizado del permafrost (los hielos permanentes), para este siglo y el siguiente, que liberará entre 1.460 y 1.600 gigatoneladas de gases de efecto invernadero. Esta es una cantidad equivalente a casi el doble del carbono que se encuentra ahora en la atmósfera. 

A finales de este siglo, la frecuencia de las olas de calor marinas podría multiplicarse por 50 (con aumentos de temperatura de 3-4 ℃) en comparación con finales del siglo XIX.

Por su parte, otro informe del IPCC titulado ¨El cambio climático y la tierra¨  resalta la relación entre uso de la tierra y el cambio climático

Y revela datos como estos:  

El 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el ser humano provienen de la deforestación, los incendios forestales y la agricultura.

Un mejor uso de la tierra no detendrá el cambio climático por sí solo. Retrasar la eliminación de los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo) y el cambio de la mitigación (la reducción del impacto) al sector de la tierra aumentará el riesgo de efectos climáticos y la inseguridad alimentaria. Para poder frenar la emergencia del clima el fin de los combustibles fósiles debe estar acompañado por una gestión sostenible del suelo y de la conservación de los ecosistemas naturales (amortiguan los peores impactos del cambio climático).

Las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el sistema alimentario en su conjunto, incluyendo la producción y el consumo, representan hasta el 37% del total de las emisiones mundiales causadas por el ser humano.

El consumo de carne superó el doble en los últimos 60 años. 

¿Cuál es la situación en Argentina?

La deforestación y la ganadería son algunos de los puntos clave en la actual emergencia climática y Argentina no es la excepción. En nuestro país hay 10 millones de hectáreas de bosques en peligro en el Gran Chaco por el avance de la ganadería intensiva.

Además, debido al acuerdo Unión Europea – Mercosur, las provincias de Salta, Santiago del Estero, Chaco y Formosa pretenden hasta triplicar su stock ganadero.

La Secretaría de Ambiente de la Nación estima que entre 1990 y 2017 se perdieron 7,7 millones de hectáreas de bosques (una superficie equivalente a Formosa). 

¿Por qué es importante limitar el aumento de la temperatura del planeta?


La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió, en el marco de la COP 25, que la última década fue la más caliente de toda la historia. A pesar de esto, los gobiernos no responden y sus ambiciones son insuficientes para frenar el cambio climático.

Diferencia de temperatura media global de 1850-1900 Fuente: Met Office

La OMM publicó una Declaración provisional sobre el estado del clima
mundial en 2019, en la cual se destacan las siguientes conclusiones:

– Desde 1993, cuando se empezaron a realizar mediciones satelitales, la subida del nivel del mar se aceleró a causa del deshielo de los campos de hielo de Groenlandia y la Antártida.

– El océano funciona como un amortiguador al absorber calor y dióxido de carbono, pero esto produce graves consecuencias. El calor acumulado en las aguas oceánicas alcanzó niveles sin precedentes y hubo olas de calor marinas generalizadas. 

La acidez del agua del mar aumentó un 26% desde el inicio de la era industrial. Como resultado se están degradando ecosistemas marinos de vital importancia.

En 2019 la temperatura media mundial (en el período de enero a octubre) estuvo aproximadamente 1,1°C por encima de los niveles preindustriales.

Durante la presentación del informe, el propio secretario general de la Organización Metereológica Mundial, el alemán Gerhard Adrian, advirtió que “si no adoptamos medidas urgentes para combatir el cambio climático ahora, todo apunta a un aumento de la temperatura de más de 3°C de aquí a finales de siglo, y sus consecuencias para el bienestar de la humanidad serán todavía más perjudiciales”. 

Desde Greenpeace le reclamamos a los líderes del mundo que se pongan al servicio de la protección de los ecosistemas y respondan de forma adecuada al reclamo de los ciudadanos: exigimos que se actúe de forma rápida frente a la crisis climática.

Se debe reducir el aumento de la temperatura del planeta a 1.5 grados y cumplir plenamente con el Acuerdo de París. 195 países se comprometieron en 2015 a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de limitar el calentamiento global. Y el momento de actuar es AHORA.

Si querés saber más sobre la Cumbre del Clima, leé COP 25: ¿Qué es y para qué sirve? Te lo contamos desde Madrid.