© Martín Katz / Greenpeace

El monte de Santiago del Estero está conformado por árboles y arbustos espinosos, esos mismos que desde el cielo se ven como pompones verdes. Los mismos que con sus raíces dan estructura al suelo; con sus frutos y copa brindan alimento y cobijo a los animales. Además de ser, por supuesto, hogar de comunidades originarias que conocen los secretos de esta tierra como nadie.

Ese sistema natural tan singular es el hábitat de especies como el oso hormiguero, la corzuela, el pecarí, el loro hablador, y la tortuga terrestre.  

Cerca de Nueva Esperanza, en el norte de la provincia, había un monte como este que describimos. Sano, vivo y muy necesario. Se extendía por kilómetros, casi sin interrupción. Pero ya no está más

© Martín Katz / Greenpeace

Se arrasó con una superficie equivalente a media ciudad de Buenos Aires por orden de la familia Canido, dueña de la empresa Refres Now, que produce la gaseosa Manaos, y con permisos del gobierno provincial en una zona donde la Ley Nacional de Bosques prohíbe deforestar.

“Las topadoras no se detienen y afectan la rica biodiversidad de la región. Además, se trata de la zona de pastoreo y uso del monte de comunidades campesinas. Convocamos a la gente a reclamar a los dueños de Manaos que paren de deforestar”, explica Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace Argentina.

Desde Greenpeace documentamos y denunciamos este desmonte de más de 10.000 hectáreas. Ahora, te pedimos que te sumes a reclamar a la empresa que detenga las topadoras.  

Firmá

Exceso de Desmonte, el video

La destrucción de estas miles de hectáreas de monte tiene como fin producir ganado en esos terrenos. Este no es un negocio nuevo para la familia Canido que posee varias fincas en la provincia, donde desde hace una década viene deforestando para desarrollo agropecuario y manteniendo conflictos con familias campesinas e indígenas. Motivo por el cual desde Greenpeace ya habíamos denunciado en el año 2016. 

Mirá el video de la campaña y enterate más detalles:

Si se siguen permitiendo deforestaciones como ésta sólo tendremos más cambio climático, más desaparición de especies, más inundaciones, más desertificación, más enfermedades, más desalojos de campesinos e indígenas, y más pérdida de alimentos, maderas y medicinas. 

Como explica Giardini, “Frente a la grave crisis climática y de biodiversidad en la que nos encontramos, resulta clave proteger nuestros últimos bosques”. En este sentido, sabemos que destruirlos es un crimen “que debe convertirse en un delito penal”, finalizó Giardini.