La información que circula sobre qué materiales reciclar a veces puede parecer un disco rayado, ¿no te parece? Por eso en esta nota queremos hablar de 3 tipos de residuos de los que no se habla tanto: el aceite de cocina usado, los restos orgánicos y los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos.

Se insiste en que el papel y cartón, el metal, el vidrio y el plástico se deben separar porque así pueden tener una nueva vida pero ¿qué se hace con otros tipos de residuos que también son muy comunes? 

Primero que nada, descartá si existe existe en tu ciudad una gestión municipal apropiada para estos descartes o si alguna empresa privada que se encarga de recolectarlos. De haber, esto te simplificará mucho las cosas. Ahora sí, te contamos más detalles:

Aceite de cocina usado

El aceite vegetal usado (de girasol, maíz u oliva, que suelen ser los más comunes) es el que sobra después que hacés comidas fritas. El mismo que luego de utilizarlo un par de veces, se pone turbio y hay que desechar. 

Muchas veces se piensa que tirarlo por el drenaje o por el inodoro es una opción pero lo cierto es que esto es un grave error. No solo puede obstruir las cañerías sino porque, principalmente, 1 litro de aceite puede contaminar hasta mil litros de agua.

Los efectos del aceite en un medio que no es propio, como mares y ríos, es que queda en la superficie impidiendo que el agua se oxigene de manera correcta. Al mismo tiempo no deja que los rayos del sol lleguen a las plantas, matando a la flora y fauna acuática. 

Por su parte, si el aceite se vierte en la tierra convierte al suelo en terreno estéril porque no circulan ni el oxígeno ni el agua. 

La forma correcta de desecharlo es cuando está frío, colarlo y pasarlo a una botella plástica. Cerrarla bien y acercarlo al punto de reciclaje más cercano. Así dispuesto, este residuo sirve de materia prima para hacer biodiesel. 

También es un insumo ideal para hacer tu propio jabón artesanal y ecológico, como enseñan las chicas de Reciclando Aceite 

Residuos orgánicos vegetales 

Compostar es acompañar un proceso natural que se da al dejar que las bacterias, las lombrices y el tiempo trabajen sobre los restos orgánicos (cáscaras y carozos de frutas y verduras, yerba, té y café usados, hojas secas plantas, pelo de mascotas, papeles y cartones también, cáscaras de huevo, etc.) El resultado es que esos residuos se transforman en materia orgánica súper nutritiva que puede volver al suelo para enriquecerlo. 

Podés buscar la opción de compostaje que te convenga:

  • Hacerlo por tu cuenta comprando una compostera o armando una con materiales reutilizados,
  • Llevar los orgánicos a alguna compostera comunitaria de tu barrio
  • Sumarte al programa que ofrezca tu municipio o ciudad

Gracias al compostaje reducís a la mitad la basura que generás y evitás generar emisiones contaminantes (¿sabías que si estos residuos se mezclan en un basural producirían gas metano?). 

Residuos de aparatos electrónicos y eléctricos (RAEE)

El tercero de los grupos de residuos de los que no se suele hablar es en el que incluye a celulares, electrodomésticos (televisores, ventiladores, licuadoras, etc), computadoras, parlantes rotos o en desuso, etc.

Estos objetos están compuestos por materiales de gran valor que pueden recuperarse (metales -oro, cobre, plata, níquel y platino-, plásticos, vidrio incluso) pero que requieren un proceso especial para separarlos y aprovecharlos. 

Es importante que averigües si existe un programa que los reciba. Hay ONGs o emprendimientos que toman lo que sirve, lo ensamblan y arman nuevos equipos que luego donan a personas que no tienen recursos.

También es clave que alargues su vida útil, reparándolos siempre que se pueda o donando los que aún funcionan a quienes puedan necesitarlos.

Recordá: el reciclaje debe ser siempre la última opción. Llegada esta instancia evitarás que las sustancias tóxicas y metales pesados que contienen (como mercurio, cadmio, berilio, selenio y plomo) terminen contaminando el suelo y el agua. 

Ahora que sabés que estos residuos también pueden reciclarse, ¡poné manos a la obra!