No hay edad para el activismo ambiental porque las consecuencias de la crisis climática llegan a cada persona en este planeta. Y eso lo saben muy bien las ‘KlimaSeniorinnen’, el grupo de mujeres mayores suizas que esta semana fue parte de una movilización muy original que dió que hablar.

Junto a otros activistas, colocaron “curitas” en el último sector de hielo que conecta Scex Rouge y Tsanfleuron, dos glaciares que se están derritiendo sin pausa. Así, alzaron su voz contra la inacción del Gobierno de Suiza frente a la creciente emergencia climática y sus impactos en la salud humana. 

Sus fundamentos son sólidos: “La crisis climática es una crisis de salud y ya está afectando a las personas más vulnerables, como los mayores”, explicó Rosmarie Wydler-Wälti, co-presidenta de Mujeres Mayores por la Protección Climática Suiza (KlimaSeniorinnen). 

“Suiza, país de los derechos humanos, debe actuar ahora para proteger a su gente de la catástrofe climática y sus efectos en la salud. Necesitamos acción climática real ahora, no soluciones/parche”, precisó la otra co presidenta de la organización, Anne Mahrer.

Un reclamo que llegó al Tribunal Europeo

Esta agrupación de mujeres mayores de 64 años nació en 2016 para luchar para que el derecho a la vida que existe en su país se aplique en relación a la crisis climática. Eso se traduce en la obligación del gobierno de proteger a la ciudadanía y al ambiente.

Ellas, como grupo vulnerable y afectado de manera relevante, llevaron su demanda a diferentes instancias judiciales en Suiza. Ante el rechazo que volvió como respuesta, se presentaron ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Si bien la resolución está pendiente de sentencia, es un resultado que se espera con ansias porque dicha doctrina es aplicable a toda Europa.

Desde Greenpeace apoyamos la última gran acción de KlimaSeniorinnen y seguiremos sus próximos pasos.