Los voluntarios son el corazón de Greenpeace. Pintan carteles, ayudan a organizar manifestaciones locales, hablan en público sobre nuestras campañas y hasta escalan en una acción directa no violenta.

El voluntariado está formado por personas preocupadas que se están levantando para proteger a los ciudadanos y al planeta.

Entonces, ¿quiénes son, qué hacen? y, lo que es más importante, ¿qué los impulsa?

Aquí te presentamos a algunos voluntarios de Greenpeace en todo el mundo.

Cristina Robledo Arellano, 22 años – Greenpeace Chile

“Tienes que actuar por el cambio que quieres que suceda. Incluso si piensas que las acciones de una persona no pueden cambiar nada, muchas personas pueden convertirse en una gran fuerza”.

Cristina Robledo Arellano (en el centro)
© Cristobal Olivares / Greenpeace

Al vivir en Chile, Cristina vio cuán vulnerable es su país al aumento del nivel del mar y a los impactos del calentamiento global.

“Chile tiene una larga costa. Podría haber muchos lugares que terminarían destruidos o simplemente desaparecerían debido a la subida del nivel del mar”, afirma.

Con Greenpeace Chile, Cristina participó en campañas contra el uso de plástico, protestó contra las salmoneras del sur del país, y las industrias contaminantes en la Bahía de Quintero, y luchó por el reconocimiento constitucional del derecho al acceso al agua.

Como estudiante de derecho, también está aplicando sus conocimientos con el equipo político de Greenpeace Chile, vigilando los asuntos ambientales, ya sea en los tribunales o en el parlamento.

Al ser voluntaria de Greenpeace conoció de primera mano el poder de la solidaridad y la movilización por una causa: durante los incendios forestales de la selva amazónica, Greenpeace Chile organizó una protesta improvisada frente a la embajada de Brasil en Santiago.

“Fue una idea del momento, así que solo nos pusimos camisetas naranjas y algunos voluntarios hicieron pequeñas llamas para cada uno de nosotros. Lo mejor de ese día fue que, aunque no estaba planeado con anticipación, casi todos los voluntarios activos llegaron a la oficina de Greenpeace esa tarde listos para manifestarse en contra de la destrucción de la Amazonía y de nuestro planeta”, dice.

Una de las experiencias más conmovedoras que vivió fue en 2019, cuando visitó el lago Aculeo, cerca de Santiago, con el equipo de Greenpeace Chile y otros voluntarios. Alguna vez fue la escapada de fin de semana favorita de la gente de la capital, pero el lago se secó por completo después de una sequía de 10 años en el país.

“Fue increíble, pero horrible estar de pie en la tierra seca donde la gente solía pescar, nadar y practicar todo tipo de deportes acuáticos. Armamos una enorme señal de advertencia en el fondo de lo que solía ser un lago para que la gente pudiera ver el impacto de lo que estamos haciendo en nuestro mundo. Este lago se secó en menos de 10 años y la sequía está creciendo rápidamente en Chile”.

¿Qué cambio te gustaría ver? “Cualquier cosa que pueda darme la esperanza de que todavía hay una posibilidad de cambio y que no es demasiado tarde”.

Junghoe Kim, actor, 30 años – Greenpeace Korea

“Me tomo muy en serio el calentamiento global. Es evidente que sufrimos la pérdida de vidas y recursos, y enfrentamos desastres naturales sin precedentes causados ​​por el aumento de las temperaturas del planeta”.

En 2022, el actor coreano Junghoe Kim escribió y produjo una obra de teatro llamada ‘Flow:er’ para crear conciencia sobre cuestiones ambientales, en particular el flagelo del plástico. La obra representa las diferentes perspectivas de los individuos, el gobierno y el mundo sobre los problemas ambientales y explora las consecuencias de las actitudes indiferentes.

Posteriormente, Junghoe comenzó a trabajar como voluntario en Greenpeace Corea al participar en la Encuesta Pl-cok (‘pl’ de plástico + ‘cok’ de la palabra coreana que significa quedarse quieto). La campaña está destinada a crear conciencia sobre el nivel excesivo de consumo de plástico mientras se señala a las corporaciones que no están haciendo ningún esfuerzo para reducir los desechos plásticos. La campaña de la Encuesta Pl-cok comenzó con alrededor de 800 participantes, pero en dos años se expandió a más de 4000.

Después de una semana de recopilar datos sobre sus desechos plásticos, Junghoe se sorprendió de lo generalizado y enorme que era el problema. “Fue como una llamada de atención. Aunque me consideraba consciente del medio ambiente, aún me costaba mucho reducir los desechos plásticos en mi vida”.

El voluntariado es importante para Junghoe, ya que le permite trabajar junto con otros defensores de la tierra en lugar de tratar de hacerlo solo. Él dice: “El voluntariado me asegura que hay muchas personas que quieren y tratan de hacer un mundo mejor y que, después de todo, hay esperanza”.

¿Qué cambios deseás? “Quiero ver naciones, gobiernos, corporaciones y ciudadanos del mundo trabajando juntos para proteger y salvar la tierra, y abandonar la forma en que vivimos ahora¨.

Katerina Papagiannopoulou, 33 años – Greenpeace Grecia 

“Me fascinó cómo los voluntarios organizaron y desarrollaron acciones ambientales en la organización rodeados de la ideología de la no violencia”.

Como líder de equipo dedicada y capacitadora voluntaria, Katerina participó y organizó muchas campañas y actividades diferentes de Greenpeace, incluidos eventos de concientización pública, pintura de pancartas, producción de investigaciones y redacción de pautas para otros voluntarios.

Voluntaria desde 2012, ahora dirige la formación en no violencia en Greenpeace Grecia, para fomentar el uso de la acción directa no violenta con el objetivo de luchar por la justicia social y medioambiental.

“El voluntariado te hace sentir menos solo en una sociedad global donde los derechos humanos y el medio ambiente son ideologías de poco valor. El voluntariado es una forma de vida y las acciones de tus sueños para un mañana mejor”, afirma.

Cuando el barco Rainbow Warrior visitó Grecia en 2014, Katerina viajó a bordo durante dos semanas para concienciar al público sobre la extracción de petróleo en alta mar en el mar Jónico.

“Para ser honesta, creo que nunca dormí lo suficiente dentro de la nave porque todo era tan emocionante que no quería perderme nada. Recuerdo incluso esconderme de mi equipo mientras me perseguían para descansar un poco. ¡Sé que tenían razón, pero estar en un barco con tanta historia me dio escalofríos!¨

En este momento, lo que más le preocupa es la extracción de petróleo en los mares griegos, un tema que está cobrando urgencia a la luz de la crisis energética mundial.

“Las organizaciones ambientalistas lograron detenerla [la extracción de petróleo] pero, desafortunadamente, el primer ministro de Grecia anunció que continuarán destruyendo y matando la rica biodiversidad del mar Mediterráneo”, asegura.

Marcos Salazar, 24 años – Greenpeace Argentina 

“Siento que es importante ser voluntario porque todos somos diferentes, pero hay algo que nos une. Hay algo en común, la importancia y el cuidado del medio ambiente.”

Marcos, líder juvenil y estudiante universitario, vive en Salta, una provincia ubicada al noroeste de Argentina, donde ya está experimentando los impactos del cambio climático como la inestabilidad de las estaciones y la variación del clima a diario. “Pero lo que realmente me preocupa es que la gente no lo note. Pasa desapercibido y me hace preguntarme por qué”, dice.

Aún más alarmante, las temperaturas más altas y las sequías están causando que los incendios forestales se vuelvan más comunes en el área, lo que, según él, el gobierno justifica diciendo que está fuera de su control.

Como líder y vocero del grupo local de Greenpeace en Salta, Marcos no es ajeno al activismo ambiental ya que participa en marchas y debates locales y se reúne con otras organizaciones de la zona.

Su experiencia más memorable con Greenpeace fue participar en su primera Acción Directa No Violenta (NVDA) para luchar por “los últimos 20”, en referencia a los yaguaretés que viven en la selva del Gran Chaco argentino. Junto al equipo y otros voluntarios, colgaron un enorme cartel en el Puente General Belgrano. Marcos se conmovió con el apoyo de la gente que se detuvo para darles agua, hielo y fruta.

“Fue muy emocionante todo, y por supuesto al final de la actividad el abrazo entre todo el equipo, un sentimiento tremendo, difícil de expresar con palabras”, comenta.

Para Marcos, el voluntariado es una valiosa experiencia de aprendizaje y ayuda a ampliar su visión mientras hace amistades. “Es genial poder conocer diferentes culturas, compartir opiniones, informarnos e intercambiar datos sobre los problemas ambientales de cada región”.

¿Qué cambio te gustaría ver? “Un cambio que me gustaría ver, y más deseo, es ver líderes políticos responsables y comprometidos con todo, incluso con el tema ambiental, ya que muchos se justifican diciendo que todos estos problemas están fuera de su alcance.
Y también, por último, pero no menos importante, ¡un compromiso real con las generaciones futuras sería genial!”

Kely Gabriely Bento de Souza, 23 años – Greenpeace Brasil

“Quería algo colectivo, impactante y que me permitiera construir un legado de paz, y encontré todo eso en Greenpeace”.

Kely creció en el interior de Amapá, estado del norte de Brasil, donde estuvo “rodeada de selva, en contacto con animales y bañándose en los ríos”. Sus padres trabajaban en salud y educación en el área indígena. La propia Kely ahora trabaja como activista socioambiental y trabajadora social.

Está perturbada por lo que le está pasando al planeta, particularmente en su propio patio trasero. “No podemos pensar en formas de detener el cambio climático sin antes detener el ‘sangrado’ de la deforestación en la Amazonía”, afirma.

Se unió a Greenpeace Brasil como voluntaria en 2020 porque sintió una intensa necesidad de ser parte de algo más grande que sus propias aspiraciones. Durante este tiempo, Kely realizó pintura colectiva con comunidades, visitas técnicas a empresas de reciclaje, actividades de sensibilización socioambiental y ayudado con la tutoría de otros voluntarios. También colaboró con el desarrollo de lecturas socioambientales para niños de escuelas.

Este año, junto a Greenpeace Brasil, participó de un encuentro con la dirección del Área de Protección Ambiental de Fazendinha (estado de Amapá), donde escuchó las historias de la comunidad mientras hablaban de sus luchas, amenazas, dolores y conquistas.

“Escucharlos nos acercó aún más a nuestro lugar, las particularidades de la Amazonía de Amapá, lo que significa ser activista de Greenpeace en Amapá”, dice.

¿Qué cambio te gustaría ver? “Quiero que la Amazonía pertenezca a la vida de la Amazonía. Quiero que sea abundante y sin ningún tipo de dominación”.

Lu Chia-Ling, buceadora y maestra de preescolar – Greenpeace Taiwán

“Hace casi 20 años que buceo y el ambiente marino parece estar empeorando. Tengo sentimientos muy fuertes sobre esto. ¡La situación con los corales es realmente mala!”.

Una buceadora entusiasta con un profundo amor por el océano, Lu Chia-Ling comenzó a trabajar como voluntaria en Greenpeace Taiwán en 2013 después de interesarse en la conservación marina.

Naturalmente, su primera actividad con Greenpeace fue ayudar en una exposición relacionada con temas oceánicos. Desde entonces, se unió al equipo de escalada y participó en diferentes acciones que incluyen cuentacuentos, recorridos de exhibición, acciones corporativas, iniciativas en las calles y actividades de limpieza.

Una de sus experiencias favoritas con Greenpeace fue participar en la Capacitación de Acción Básica, donde aprendió a comprender y a comunicarse con calma con personas de puntos de vista opuestos. Antes de participar en una acción, los voluntarios de Greenpeace se someten a un riguroso entrenamiento para que estén preparados.

La participación en el trabajo voluntario presentó a Chia-Ling a otros amigos de ideas afines. Su interés original en los problemas del océano ahora se amplió para incluir preocupaciones sobre los bosques, el clima, la seguridad alimentaria y la contaminación plástica. Fue durante este viaje de voluntariado y de compartir que lentamente comenzó a realizar cambios hacia un estilo de vida libre de plástico y bajo en carbono, mientras alentaba a hacer lo mismo a las personas que la rodeaban.

“Me da una sensación de logro conseguir que más personas presten atención al medio ambiente”, dice. “También puedo obtener muchos conocimientos nuevos e ideas nuevas cuando chateo con otros voluntarios en diferentes campos. Uso mi profesión para comunicarme y discutir con otros, para que podamos ayudarnos unos a otros a hacer del mundo un lugar mejor. ¡Y eso es lo que me hace muy feliz!”

¿Qué cambio te gustaría ver? “El mundo entero debería dejar de comer aletas de tiburón”.

Conocé más sobre el voluntariado en Greenpeace Argentina.